Un turismo no deseado
Los hombres salen a hacer turismo para observar las crestas de los montes,
el oleaje proceloso de los mares,
el fácil y copioso curso de los ríos,
las revoluciones y giros de los astros.
Los hombres salen a hacer turismo para observar las crestas de los montes,
el oleaje proceloso de los mares,
el fácil y copioso curso de los ríos,
las revoluciones y giros de los astros.
Playa, atardecer. Simplicio y Sagredo pasean descalzos, dos caracolas en las manos.
El apocaloptimista Simplicio
* * *
La diversidad es tan grande como la imaginación.
No existe una única, y unidimensional, forma de ser ni una única forma de ser «bueno».
Por esta razón ser creyente y L.G.T.B. es una realidad.
Pues Dios nos encerró a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero para que él le devuelva? El es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos (Romanos 11, 29-33).
Acostumbramos a mirar, sin ver, aquello que sucede a nuestro alrededor. Si aprendemos a mirar y ver, llegaremos a darnos cuenta que todo aquello que muere o se destruye a nuestro alrededor proviene del corazón humano.
Matamos con el corazón.
Ya Jesús de Nazaret dijo hace más de 2.000 años: «No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre. Lo que sale de la boca, del corazón sale.»
La solución no es callar.