2017-11-12 «Hace falta que los cristianos lgtb opten por una creciente vida espiritual y que llenen sus lámparas de la vivencia del Señor «

En una primera lectura, parece egoísta el comportamiento de las vírgenes sensatas porque parece que faltan a la caridad no queriendo compartir su aceite con las vírgenes descuidadas.Sin embargo la parábola no versa sobre la caridad sino sobre la sabiduría acumulada y el cultivo de la vida interior. Esto es un trabajo personal e íntimo que nadie puede hacer por otro. Es muy distinto pasan los días agotando la existencia a comprometerse a tener siempre la alcuza llena del aceite del amor experimentado por el Señor en la oración y en la entrega a los demás.En un mundo superficial e insensato, es bueno que los cristianos llenen sus alcuza de espiritualidad, de recogimiento y de amistad con Dios para que cuando llegue el Esposo estemos preparados para participar de su banquete.
Desgraciadamente en el colectivo LGTB hay excesivo postureo, cultivo de la imagen corporal y superficialidad. En muchos casos se identifica al colectivo con esta visión externa y parcial. Hace falta que los cristianos lgtb opten por una creciente vida espiritual y que llenen sus lámparas de la vivencia del Señor fraguada en la oración y en una vida desgastada por los demás.Sería una novedad y una gran aportación para la Iglesia  el que vaya tomando cuerpo entre los cristianos una auténtica y sana espiritualidad LGTB
(Padre Ramón Llorente Garcia) 

 
Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,1-13):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: «¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!» Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: «Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas.» Pero las sensatas contestaron: «Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis.» Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: «Señor, señor, ábrenos.» Pero él respondió: «Os lo aseguro: no os conozco.» Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.»

Palabra del Señor

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