Lecturas de los cuatro domingos de Adviento
Cuando un niño nace, acapara toda la atención. Este tiempo es la etapa final del embarazo. Un niño nace y acampa entre nosotros. Viene a compartir, a hacerse nuevamente uno de nosotros hasta la venida final del Señor. El inicio de nuestro Señor omnipotente es el de un niño indefenso que sólo puede subsistir con nuestros cuidados.
Preparad el camino al Señor, haced rectas todas sus sendas. Que el lobo habite con el cordero. No harán daño y estrago por todo mi Monte Santo. Consolad, consolad a mi pueblo, que se ha cumplido su servicio y está pagado su pecado. Bajaste, y los montes se derritieron con tu presencia. Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra.