Fiesta de Todos los Santos

Fiesta de Todos los Santos. Día para que el amor fluya entre quienes nos precedieron y nosotros porque siguen vivos en nuestra memoria. Día para reconocer que el amor va más allá de las fronteras de los vivos, que el cariño recibido y regalado es capaz de hacer grandes obras en nosotros con sólo dejar hacer. Día para reconocer que el legado que heredamos y aportamos es más nuestro ser auténtico, a veces pequeño y frágil, que el hacer incesante. Día para conectar y abrazar el sufrimiento propio y del mundo y dejar que edifique nuestro corazón y entendimiento. Día de duros recuerdos y memorias gozosas, de corazones ensanchados y encogidos. Día para dejarse afectar y sacar conclusiones positivas. Día para iniciar o continuar la vía de la bondad, el camino de la esperanza, aunque sea en medio del sufrimiento y la impotencia. Día para dar GRACIAS. Día al alcance de toda persona. ¡¡¡Feliz día de Todos los Santos!!!

¿Nada nuevo en la existencia?

Vaciedad sin sentido, dice el Predicador, vaciedad sin sentido; todo es vaciedad. ¿Qué saca el hombre de todas las fatigas que lo fatigan bajo el sol? Una generación se va, otra generación viene, mientras la tierra siempre permanece.

Sale el sol, se pone el sol, se afana por llegar a su puesto, y de allí vuelve a salir. Camina al sur, gira al norte, gira y gira y camina el viento, y sigue girando el viento. Todos los ríos caminan al mar, y el mar no se llena; llegados al puesto adonde caminan, de allí vuelven a caminar.

Todas las cosas cansan, nadie es capaz de explicarlas. No se sacian los ojos de ver, no se hartan los oídos de oír. Lo que pasó, eso pasará, lo que sucedió, eso sucederá: nada hay nuevo bajo el sol. Si de algo se dice: «Mira, esto es nuevo», ya sucedió en otros tiempos, mucho antes de nosotros. Nadie se acuerda de los antiguos, lo mismo pasará con los que vengan: no se acordarán de ellos sus sucesores (Eclesiastés 1, 2-11).

Sin juzgar resultados

Al igual que el niño que está aprendiendo a montar en bicicleta logra montar de hecho cuando se sumerge a fondo en esta actividad y, por contrapartida, se cae al suelo cuando se para a considerar lo bien o mal que lo está haciendo, así nosotros, todos, en cualquier actividad que llevemos a cabo. EN CUANTO COMENZAMOS A JUZGAR los resultados, LA MAGIA DE LA VIDA SE DISIPA y nos desplomamos. Esto es en esencia lo que enseña la meditación: a sumergirse en lo que estás haciendo. “Cuando como, como; cuando duermo, duermo” […]. (6, “Biografía del Silencio”, Pablo d’Ors).

Confiar

Como novelista que soy, desde muy joven he sabido qué páginas de mis libros estaban inspiradas y cuáles no. Las inspiradas son aquellas que he escrito olvidado de mí, sumergido en la escritura, abandonado a su suerte; las menos inspiradas, en cambio, las que he trabajado más, las que he planificado y redactado de forma más racional y menos intuitiva […] Por eso, para escribir, como para vivir o amar, no hay que apretar, sino soltar, no retener sino desprenderse […] Cuando digo que conviene estar sueltos o desprendidos me refiero a la importancia de CONFIAR. (6, “Biografía del Silencio”, Pablo d’Ors).

Así mi alma te busca a ti, Dios mío

SALMO 41-42

Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;

tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?

Las lágrimas son mi pan
noche y día.
mientras todo el día me repiten:
«¿Dónde está tu Dios?»

Recuerdo otros tiempos,
y desahogo mi alma conmigo:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.

¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»

Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.

Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.

De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.

Diré a Dios: «Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando, sombrío,
hostigado por mi enemigo?»

Aprendiendo a vivir la incertidumbre

Contemplando la incertidumbre en torno al futuro. Pidiéndole a mi queridísimo Señor, que me conceda la paz y lucidez para vivir en el hoy, convirtiendo el agobio de anticipar el mañana en el disfrute de un presente incierto donde se gesta una oportunidad para dar un paso hacia adelante, aprender a ser más feliz, aunque aún no sepa cuándo, cómo o con qué medios. No permitas que desperdicie esta oportunidad.

Tomando decisiones importantes

Cuando tenemos que tomar una decisión importante, ese deseo de saber lo que Dios quiere puede ocultar a veces nuestra dificultad para soportar una situación de incertidumbre: querríamos estar dispensados de tener que decidir por nosotros mismos. No obstante, la voluntad del Señor suele ser la de que sepamos decidir, incluso si no estamos absolutamente seguros de que esta decisión es la mejor. En efecto, en esta capacidad de decidir en medio de la incertidumbre, haciendo lo que creemos lo mejor y sin pasar horas dándole vueltas, existe una actitud de CONFIANZA y ABANDONO: “Señor, he reflexionado y rezado para conocer tu voluntad; no la veo muy claramente, pero no me inquieto, y no voy a pasarme horas dándole vueltas; decido tal cosa, porque bien estudiado, me parece lo mejor que puedo hacer. Y dejo todo en tus manos. Sé muy bien que, incluso si me equivoco, Tú no te enfadarás conmigo, pues he actuado con recta intención; y si me equivoco, sé que sabras sacar un bien de este error mío.

Jesús, ¿qué me dices cuando callas?

Cuando callo lo que digo es “que te quiero”,
que mi amor te ama en silencio,
como en silencio muere el grano para darse por entero.

Cuando callo lo que digo es “dame tiempo”,
el tiempo necesario para poner sobre tu rostro un beso nuevo.

Cuando callo lo que digo es “que te espero”,
que siempre te he esperado, aunque tú,
no siempre aquí hayas vuelto.

Cuando callo lo que digo es “que me cuentes lo que vives y sin miedo”;
pues cuando tímido me dices:
“¿Señor, no sé en verdad cómo comienzo?”,
Yo ya he empezado a leer en tu secreto.

Cuando callo lo que digo es “te respeto”,
pues siendo el que todo lo hizo y aún más puedo,
para hacerlo ahora en ti, necesito tu “sí, quiero”.

Cuando callo lo que digo es “que de ti estoy sediento”;
de regalarte la verdad que dé tu alumbramiento.
¡Quiero llenarte de Vida !!!!

Cuando callo lo que digo es “¡escuchemos!”,
el soplo del Espíritu ya va a levantar vuelo

Estar sin aprovechar, sin rendir

Para fortalecer mi convicción y apuntalar mi voluntad, me centré en lo que estimé que era más determinante: EL SILENCIO. Me refiero tanto a lo que hay en el silencio como al silencio mismo, que es una auténtica revelación […] Para alguien como yo, occidental hasta la médula, fue un gran logro comprender, y empezar a vivir, que yo podía estar sin pensar, sin proyectar, sin imaginar; ESTAR SIN APROVECHAR, SIN RENDIR: un estar en el mundo, un con-fundirme con él, un ser del mundo y el mundo mismo sin las cartesianas divisiones o distinciones a las que tan acostumbrado estaba por mi formación. (4, “Biografía del Silencio”, Pablo d’Ors).

Ser quien eres

Yo empecé a meditar para mejorar mi vida; ahora medito sencillamente para vivirla […] Así que meditar es para mí estar conmigo, mientras que cuando no medito no sé en verdad dónde estoy. No se trata fundamentalmente de ser más feliz o mejor (lo que viene por añadidura) sino de SER QUIEN ERES. Estás bien con lo que eres, eso es lo que se debe comprender. Ver que ESTÁS BIEN COMO ESTÁS, eso es DESPERTAR (33, “Biografía del Silencio”, Pablo d’Ors)

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad