Sobre nuestra mirada al mundo en medio de la pandemia

¿Castigo, silencio de Dios? La proyección de futuro es incierta pero es preciso hacer alguna. Situación nueva y global.

¿Qué veo cuando miro el mundo ahora en la pandemia? ¿Quiero mirar? No vemos las cosas como son, sino como somos. Sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. ¿Ha cambiado el confinamiento mi mirada?

  • Las gafas de la alegría: ¿es posible vivir la alegría? Mirar con las gafas de la alegría, aunque parezca que la situación no deja espacio para ello.
  • Las gafas de la bondad: ¿aprendí? ¿Saqué consecuencias? Ojos que ven cosas malas pero las dan la vuelta y sacan lo mejor. Miradas que traspasan las apariencias.
  • Las gafas de la esperanza: miran y ven que lo mejor está por llegar, confían y creen que cada día es nuevo y nos sorprende.
  • Las gafas que ven todo negro (opacas): conviene esconderlas y olvidar dónde están para no usarlas. Frases que no ayudan: “cualquier tiempo pasado fue mejor” (Jorge Manrique), “siempre se ha hecho así”.
  • Las gafas de Jesús: miraba de cerca, se aproximaba, tocaba y se dejaba tocar, se juntaba con lo peor de la sociedad.

Sobre la mirada:

  • Nuestra mirada contemplativa: para dejarse afectar, impactar, golpear. ¿Cuál es mi granito de arena? ¿Cómo me comprometo y actúo? No podemos estar en todas las batallas. No importa que sea mucho o poco, sino algo sobre lo que hayamos hecho una elección (e.g. quedarnos en casa, llevar mascarilla, aplaudir a las 20h, seguir las recomendaciones del gobierno, estar suficientemente informado, llamar a amigos y familiares, abierto a ayudar económicamente o a través de voluntariado).
  • La mirada transforma: ¿cómo miramos al extranjero, al extraño, a lo diverso? ¿Cómo acogemos y hacemos hospitalidad?
  • Dios contemplando al mundo que sale de sus manos, se enamora de él. Y lo abraza enviando a su Hijo.
  • ¿Cómo nos afecta? ¿Qué nos mueve? ¿Cuál es nuestro grano de arena?
  • La diversidad es una riqueza y no una amenaza.
  • ¿Cómo es nuestra mirada al mundo? Necesitamos la mirada de Jesús para intuir y discernir nuevas respuestas.
  • Sumarnos para buscar con otros y otras, abiertos a la novedad. Hay muchos escenarios y muchas formas para colaborar.

Surgen necesidades espirituales, más solidaridad, clases de religión. Necesitamos besos y abrazos y no los podemos dar. Los duelos de las personas fallecidas con muertes sin muertos, donde no ha podido haber despedidas, son doblemente severos. Se puede vivir con menos, con menos prejuicios, con más complicidad y responsabilidad, se pueden organizar las cosas mejor. El valor de la cotidianeidad, el compromiso, la valentía. Hacer silencio interior en medio de una dinámica de trabajo constante. Nos enfrentamos a Dios porque nos pone al límite.

En este contexto, no nos juzguemos por lo que hicimos o dejamos de hacer: tendría que haber dicho, hecho … Cada uno reaccionamos como podemos, no como quisimos. No sabemos. A veces nos sentimos con el corazón duro, puede ser una defensa. Hemos hecho lo que hemos podido.

¿Qué nos deja esta situación?

Soy periodista y consumo muchas noticias. He tenido que limitar mi consumo de ellas, porque no lo soportaba. La gestión política me ha dejado hundida. Mis gafas más necesarias son las de la esperanza. Me cuesta mucho leer algunas noticias, declaraciones. No acierto a saber qué puedo aportar. ¿Saldremos mejores? Quizá algunos no. Se han puesto las cartas encima de la mesa y me horroriza. Querría salir y mi mejor contribución es quedarme pacientemente en casa.


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