¿Y si Pablo fuera inclusivo? Relectura de la carta a los Romanos
Esta charla tiene lugar el 7 de septiembre de 2019 de 19:30h a 21:30h en Barbieri 18 (se ruega puntualidad). En esta ocasión, Renato Lings compartirá primero con nosotros su llamada a llevar a cabo un activismo cristiano teológico LGTBI a través de la relectura de los textos bíblicos. Ha venido descubriendo el amor que se pierde en las traducciones a lo largo de veinte siglos por condicionamientos de tipo cultural, social e ideológico.
Renato nos guiará posteriormente por una relectura inclusiva de la carta que el apóstol San Pablo dirigió a la comunidad cristiana de Roma. La charla nos permitirá recorrer un camino poco explorado de traducciones actualizadas desde una mentalidad más actual e inclusiva, siempre basadas en el texto original griego. Están disponibles los registros de AUDIO y VÍDEO de esta charla así como la PRESENTACIÓN.

Evangelio según san Lucas (14, 25-33) Mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: “Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”. ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
Evangelio según san Lucas (14, 1. 7-14) Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro y te diga: “Cédele el puesto a éste”. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba”. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido». Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».