Perdonemos y seremos perdonados
Seamos misericordiosos, como nuestro Padre es misericordioso. No juzguemos y no seremos juzgados; no condenemos y no seremos condenados; perdonemos y seremos perdonados. Demos y se nos dará.
Seamos misericordiosos, como nuestro Padre es misericordioso. No juzguemos y no seremos juzgados; no condenemos y no seremos condenados; perdonemos y seremos perdonados. Demos y se nos dará.
Señor, aunque no merezco que atiendas mi gemido, por lo mucho que has sufrido, recibe lo que te ofrezco y dame lo que te pido.
A ofrecerte, Señor, vengo mi ser, mi vida, mi amor, mi alegría y mi dolor, cuanto puedo y cuanto tengo, cuanto me has dado, Señor.
Da cambio a esta alma llena de amor que vengo a ofrecerte, dame una vida serena, y una muerte santa y buena. Cristo de la buena muerte.
Tu fidelidad es grande, Tu fidelidad incomparable es. Nadie como Tú, bendito Dios, grande es Tu fidelidad.
En nuestros compromisos, descubrimos cómo Dios es fiel en lo pequeño. Ahí es donde nos jugamos la confianza de los demás y en nosotros mismos.
Según la RAE:
CÓNCLAVE: 3. m. Junta o congreso de gentes que se reúnen para tratar algún asunto.
Mañana celebramos nuestro particular “Cónclave de Crismhom”. El congreso bianual de la Asociación en el que los socios tenemos una cita yo diría casi obligatoria y de responsabilidad.
El congreso bianual de la Asociación siempre comienza temprano en la mañana, todos llegamos con esas legañas de sábado que ni las duchas de los madrugadores pueden borrar. Se comienza bien temprano pues el acto se convierte en una jornada maratoniana en el que día se nos queda corto, pese a que entremos en el local recién puestas las calles, y salgamos a la hora en la que las calles se quitan. Todo un día juntos; reunidos los hijos de Dios formando comunidad y en el que se tratan temas de gran importancia para el futuro de la Asociación desde el respeto sublime a la opinión de los demás.
Creer, estar convencido de que Dios es fiel. No tanto sentirlo, mucho más creerlo. Fidelidad no es perfección. Fiel en lo pequeño. Querer y apreciar nuestra imperfección y la de los demás hasta despertar ternura. Esta es la clave para poder cambiar en nosotros y en los demás. La clave para ser fiel. No a base de puños, sino desde la confianza en Dios y en otros. Dejase hacer en lugar de resistir, en ocasiones, contra viento y marea.
Contemplando a Mateo: hombre con un buen trabajo que le daba todos los medios para vivir bien. Con los años su corazón se fue endureciendo, porque aunque le separaba de los suyos, de su raíz, de su pueblo, no sabía renunciar, no encontraba una propuesta mejor. Cuando Jesús vino y le pidió que lo dejara por seguirle, él se levantó y le siguió inmediatamente.
Lc 18, 18-24: El joven rico. Lo tiene todo, lo económico y lo humano, pero nota que le falta algo. Cuando hemos domesticado a Dios, Él nos da una vuelta de tuerca más. Es el mismo Jesús el que nos lo pide todo y nos dice qué hacer. No adelantarme, que Jesús sabe pedir. El joven rico responde que no.
La Comunidad Cristiana La Esperanza está haciendo todo lo posible para que estas jornadas puedan tener lugar el 19 y 20 de abril de 2013 (el lugar está aún por confirmar). Trataremos de que sean gratuitas, si bien un donativo será muy de agradecer para aportar algo a los ponentes, cubrir algunos gastos y tratar de que puedan tener lugar el próximo año de nuevo. Sigue leyendo para ver el programa de estas jornadas.
Vocación de Mateo. Recaudador de impuestos. Ambicioso, con corazón endurecido por exprimir a la gente. Con dificultades, deseando dejar aquello que hacía sin encontrar la excusa o el motivo adecuado para hacerlo. Alejado de su pueblo por su profesión. Ante la llamada de Jesús, le seguirle sin más. Su decisión es radical pero su sentimiento de malestar y vaciedad de vida es progresivo.
Sintiéndonos a veces como Mateo. Atrapados en una vida que ni nos llena ni nos agrada, pero sin dar pasos para salir de ella. Jesús nos llama a que dejemos ese estilo de vida y le sigamos.
Dios no impone, pide suavemente, con lazos de cariño e hilos de amor. No hay que empeñarse en hacer cosas que Dios no nos pide pero sí ser prestos y diligentes en aquello que sí que Dios nos pide.