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Hemos conocido el amor que Dios nos tiene

Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros. La señal de que permanecemos en él y él permanece en nosotros, es que nos ha comunicado su Espíritu. Y nosotros hemos visto y atestiguamos que el Padre envió al Hijo como Salvador del mundo. El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios, y Dios permanece en él. Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.

Así Dios nos manifestó su amor

Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él. Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.

En el lecho me acuerdo de ti

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

2013-01-07 Exigencia a Benedicto XVI de condenar la discriminación hacia las personas LGTB.

CRISMHOM se une a la iniciativa de la FELGTB de exigir a Benedicto XVI que condene la discriminación hacia personas LGTB.

Desde la FELGTB (Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales), junto con otras muchas organizaciones y personas a título individual, somos conscientes de que para Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) y la Curia Romana el matrimonio solo puede ser entendido como la unión entre un hombre y una mujer, al igual que la familia solo puede ser aceptada desde ese mismo modelo de unión.

Luz perpetua

Ya no será el sol tu luz en el día, ni te alumbrará en la noche la claridad de la luna, porque el Señor será tu luz perpetua y tu Dios, que es Amor, su esplendor.

Aquí parad, que aquí está quien luz a los ciegos da: Dios es el puerto más cierto y si habéis hallado puerto, no busquéis estrellas ya …

Que se postren ante Él todos los reyes

Que se postren ante Él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan. Porque Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; El se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. (Salmo 71).

Tu, Jesús, modelo consumado del hombre verdadero

Tu, Jesús, modelo consumado del hombre verdadero,
muéstranos que el amor es el camino.
Ven, Jesús, ten paciencia con nosotros,
mira con ternura a este mundo desgarrado y envuélvelo en tu misericordia.
Ven, Jesús, amigo del ser humano.
Crezcan en nuestro campo tus fermentos
y llegue tu amor a todos nuestros rincones.
¡Venza tu calor nuestros inviernos!

Te pusiste a recorrer aldeas y pueblos

Te hiciste niño y ternura, Enmanuel.
Dejaste la gloria y te manchaste en el barro.
Olvidaste los caminos estrellados,
y te pusiste a recorrer aldeas y pueblos.
Crecías y reías, crecías y llorabas y temías.
Sabiduría infinita, tuviste que aprender, y dudar, y no saber.

Naciste, niño- Dios, en un planeta dramático.
El hombre mata para sobrevivir y para prevalecer.
Y Tú viniste a esta tierra,
que también se abre a la belleza y al progreso.
Venías con un mensaje de esperanza: que otro mundo es posible,
que es preferible el entendimiento a la guerra,
compartir a acaparar, el perdón a la venganza,
el respeto al abuso, la bondad a la crueldad.

¡Mirad cómo nos amó el Padre!

¡Mirad cómo nos amó el Padre! El amor que nos regaló hasta el punto de llamarnos hijos de Dios y realmente lo somos. El mundo no nos reconoce, porque no lo ha reconocido a él. Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. El que tiene esta esperanza en él, se hace santo así como él mismo es santo.

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