Búsqueda avanzada
  • Tipo de contenido

  • Categorías

  • Autor

  • Limpiar filtros

El don de la GENEROSIDAD

Me apetece regalar y cuando regalo me encuentro feliz. Salir de mí me hace alejarme de esos fantasmas; desaparecen sin más. Es como si la solución no estuviese en absoluto en mí, sino en algo mayor: en Dios, en mis hermanos …

Señor, que siga escuchando ese: «lo que de balde recibísteis, dadlo de balde». Que viva agradecida por lo recibido y el don de la generosidad se vaya convirtiendo poco a poco en una nota de fondo en mi vida.

El don de SER UNO MISMO

A veces me descubro intentando ser quien no soy, queriendo vivir las vidas que no tengo, soñando con sentir lo que no siento. Me encuentro falto de naturalidad y sin saber dónde estar ni qué hacer. Después me come la culpa por ser así y pienso demasiado en qué pensarán los demás.
 
Señor, ayúdame a querer ser siempre «yo», a sumarme a tus causas y tus proyectos con lo que soy realmente, con todo lo bueno que puedo aportar. Ayúdame a agradecerlo y valorarlo, a sacar fuerzas para sentirme realmente feliz de seguir tus huellas.
 

Cena del Señor: XXXIV Domingo «Cristo Rey»

XXXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO FIESTA DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO FINAL DEL CICLO LITÚRGICO “A” Nos aproximamos al final del año litúrgico del calendario eclesial y por tanto se nos invita a reflexionar sobre la recapitulación de todo en Cristo. Desde esta perspectiva me gustaría invitaros personalmente a contemplar las lecturas que se proponen …

leer más

Ganancias y pérdidas

Pero todo lo que hasta ahora consideraba una ganancia, lo tengo por pérdida, a causa de Cristo. Más aún, todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo (Filipenses 3,3-8).

Amor, Diversidad Y Justicia

“¡Amor es combatir por la justicia!” escribe Pedro Miguel Lamet en memoria de los Mártires de El Salvador. Amar es dar la propia vida por quien se ama, acompañar, compartir, comprender, cuidar,… Cuando se une a la atracción afectiva y sexual, al cariño y a la ternura, el amor crea formas de vivir como la …

leer más

Ministerio personal

Contemplo a sacerdotes y religiosos que acompañan y atienden a personas, escuchan y se hacen partícipes de penas y alegrías ajenas, que en ocasiones se convierten en las suyas propias. Encuentran su felicidad y sentido haciéndose medios eficaces del amor de Dios. Ejercen el ministerio al que se sienten llamados. Yo no soy religioso ni sacerdote, pero me siento llamado a ejercer un ministerio personal inspirado por Dios para en todo amar y servir.

Misión compartida

Sin saber acertar a tener más interacción en las preocupaciones del día a día con algunos de mis amigos. Viendo cómo perciben un progresivo alejamiento que aunque no es querido por mí, no acierto a saber evitarlo. Iniciativas incompatibles de mis amigos para compartir se combinan con propuestas fallidas mías. Estirar el tiempo no es suficiente. Tiene que sobrar, para que la presencia no sea presencia ausente sino que se concentre en estar sin más propósito. Buscando y encontrando gestos para compartir, gestos eficaces que muestran interés y cariño, gestos valorados y agradecidos. Hoy quiero compartir contigo, aunque quizá mañana no acertemos más que a hacer y pensar cada uno en lo suyo, siendo nuestra misión en lo más hondo una misión compartida.

Recibemé

Recibemé, con todo lo que tú pusiste en mí, con todas esas ganas de vivir, con toda mi miseria.

¿Castiga Dios al ser humano?

Pensar que Dios castiga al ser humano es uno de los mayores obstáculos para la fe […] Si tuviéramos que amar a Dios por temor a un castigo, ya no sería amarlo. Cristo no nos quiere ebrios de culpabilidad sino rebosantes de perdón y confianza […] La contemplación del perdón de Dios se vuelve resplandor de bondad en un corazón sencillo que se deja conducir por el Espíritu […] Un día en Calcuta, visitando una leprosería con la madre Teresa, vi a un leproso levantar sus brazos descarnados cantando: «Dios no me ha castigado, le canto porque mi enfermedad es ahora una visita de Dios». En su desgracia, este hombre tenía también esta intuición: el sufrimiento no viene de Dios (Hermano Roger de Taizé).

Dios refugio

¿Rechazados por la iglesia? ¿No aceptados ni siquiera por nosotros mismos? ¿Excluidos por nuestros amigos o nuestra sociedad? ¿Presos de un Dios que nos castiga? ¿Sintiéndonos culpables y sufrir simplemente de ser quienes somos? Felices vosotros, los que en lugar de vivir falsamente el desamor de Dios dejando de percibir su verdadera esencia, fuisteis los refugiados en Cristo: «Protégeme, Dios mío, me refugio en ti».

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien». Los dioses y señores de la tierra no me satisfacen.

Multiplican las estatuas de dioses extraños; no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré sus nombres en mis labios.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.