2016-08-18 «Solo el Amor vive para Siempre»
Monición introductoria
El Amor es la fuerza más poderosa del universo y lo puede todo, lo sana todo, lo arregla todo; con amor damos, vivimos, procreamos, ayudamos, recibimos y sin él no podríamos desarrollarnos, crecer, ni vivir en comunidad. Gracias al amor nos movemos, nos relacionamos, nos sanamos y nos expandimos. Nosotros creemos que existen diferentes clases de amor; por ejemplo, el amor que una madre siente por sus hijos, el amor entre una pareja, el amor de amigos. Sin embargo, debes saber que existe una sola clase de amor: el de Dios. El Amor de Dios es incondicional, sin divisiones, ni clasificaciones; es permanente y estable. El Verdadero Amor es incondicional. Al Verdadero Amor sólo le interesa darse y expandirse; no necesita nada a cambio.
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos!»
Día litúrgico: Lunes XXI del tiempo ordinario
Santoral 22 de Agosto: Santa María Reina
Texto del Evangelio (Mt 23,13-22): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis entrar. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: ‘Si uno jura por el Santuario, eso no es nada; mas si jura por el oro del Santuario, queda obligado!’ ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el Santuario que hace sagrado el oro? Y también: ‘Si uno jura por el altar, eso no es nada; mas si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado’. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda? Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él. Quien jura por el Santuario, jura por él y por Aquel que lo habita. Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él».
«Señor, ¿son pocos los que se salvan?»
Día litúrgico: Domingo XXI (C) del tiempo ordinario
No hay porqué temer … Querido Bernardo
No puedo dejar pasar esta fecha de «mi» calendario.
Hoy se celebra a Bernardo de Claraval, un amigo entrañable.
Feliz día así en el cielo como en la tierra.
Lectio Divina 2016-08-21 PROCUREN ENTRAR POR LA PUERTA ANGOSTA…
21 de Agosto de 2016
Vigésimo primer Domingo del Tiempo Ordinario
PROCUREN ENTRAR POR LA PUERTA ANGOSTA…
Lucas 13:22-30]
Texto Evangélico de DHH
Otras lecturas: Isaías 66:18-21; Salmo 117:1, 2 (Marcos 16:15); Hebreos 12:5-7, 11-13
Lectio:
«Amarás al Señor, tu Dios… Amarás a tu prójimo»
Viernes XX del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Mt 22,34-40): En aquel tiempo, cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo, y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?». Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas».
Sagrario, nombre de mujer [ ¡ o de varón ! ]
Gloria Fuertes, decía:
Aunque parezca mentira, Dios existe, es verdad. Nadie puede hacer a nadie creer en Dios. Hay que sentirlo uno mismo, porque resulta que está debajo de tu corbata, de tus zapatillas, detrás de la mirada de los hombres. Se puede enseñar aritmética, historia, filosofía, pero enseñar a creer en Dios a alguien que no cree… ¡qué error!
[…] Me lo presentó una amiguita del barrio, la primera persona que quise, sin ser de mi familia. Las miradas, los diálogos, los cantos, la felicidad que irradiaba esa chica traslucía algo que, aunque era tan humano y tan de aquí, tenía otro Aire, y ese Aire yo lo pondría con mayúscula. La primera vez que quise a alguien empecé a vislumbrar a Dios.
«Mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda»
Texto del Evangelio (Mt 22,1-14): En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a los grandes sacerdotes y a los notables del pueblo: «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió a sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. Envió todavía a otros siervos, con este encargo: ‘Decid a los invitados: Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda’. Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad.
»Entonces dice a sus siervos: ‘La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda’. Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales. Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?’. Él se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: ‘Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes’. Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos».
«Los últimos serán primeros y los primeros, últimos»
Texto del Evangelio (Mt 20,1-16): En aquel tiempo, Jesús dijo a los discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: ‘Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo’. Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo. Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice: ‘¿Por qué estáis aquí todo el día parados?’. Dícenle: ‘Es que nadie nos ha contratado’. Díceles: ‘Id también vosotros a la viña’.
»Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros’. Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno. Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno. Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, diciendo: ‘Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor’. Pero él contestó a uno de ellos: ‘Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?’. Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».
«Un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos… Entonces, ¿quién se podrá salvar?»
