2017-12-03 «El Señor vendrá a nuestra vida»
Este domingo comienza el tiempo de Adviento. San Bernardo habla de tres Advientos: el histórico, que ya ocurrió con la encarnación del Hijo de Dios en la historia; el que cada uno y la humanidad entera espera como final de la historia terrena; el que puede acontecer en el presente, en cada momento, al percibir el paso del Señor en el ahora.El Evangelio de hoy nos habla de esta tercera venida del Señor en la vida diaria. Para percibir la presencia de Jesucristo es necesario estar bien despiertos, estar atentos y vigilantes. Si estamos solos centrados en nuestras cosas, si andamos distraídos en los escaparates navideños y si bajamos la guardia de nuestra vida espiritual, el Señor vendrá a nuestra vida y no lo veremos. El Señor también viene en el hermano LGTBI que necesita ser escuchado, que reclama nuestro tiempo o precisa de una palabra de aliento.
(Padre Ramón Llorente Garcia)
Con la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo, la Iglesia finaliza el año litúrgico en el que ha recorrido los grandes misterios de la vida de Jesucristo.
Monición de entrada.
Celebramos este domingo la primera jornada mundial de los pobres instituida por el Papa Francisco. Esta jornada pretende que las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y por los necesitados.
Monición de entrada.
En una primera lectura, parece egoísta el comportamiento de las vírgenes sensatas porque parece que faltan a la caridad no queriendo compartir su aceite con las vírgenes descuidadas.Sin embargo la parábola no versa sobre la caridad sino sobre la sabiduría acumulada y el cultivo de la vida interior. Esto es un trabajo personal e íntimo que nadie puede hacer por otro. Es muy distinto pasan los días agotando la existencia a comprometerse a tener siempre la alcuza llena del aceite del amor experimentado por el Señor en la oración y en la entrega a los demás.En un mundo superficial e insensato, es bueno que los cristianos llenen sus alcuza de espiritualidad, de recogimiento y de amistad con Dios para que cuando llegue el Esposo estemos preparados para participar de su banquete.
El Evangelio de San Mateo es conocido como el evangelio de la iglesia porque recoge los problemas las necesidades y la vida de la comunidad cristiana. También es el Evangelio que nos indica cómo ser discípulos. El discípulo es el que tiene modelo a Jesucristo: su enseñanza, su estilo de vida y su camino hacia la cruz. Los fariseos representan el antimodelo de ser discípulo: vivir de la apariencia, buscar la admiración y los primeros puestos o pretender que nadie me quite mi sitio, mi silla o mi puesto.
Hay dos aspectos que caracterizan el ministerio de Jesús de Nazaret: la participación en banquetes y su dedicación a sanar íntegramente a las personas. Desgraciadamente muchas veces hemos convertido el cristianismo en una religión donde se destaca el sufrimiento, el dolor, la tristeza, y la resignación.