No sintiendo a Dios
Cuando no sentimos que Dios está en nuestra vida, sigamos las huellas de otros que pensamos que sí que le siguen.
Cuando no sentimos que Dios está en nuestra vida, sigamos las huellas de otros que pensamos que sí que le siguen.
Cayendo en la cuenta de que la unión de pequeños síes acaba formando un gran SÍ.
Cristo a pesar de su condición divina no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el Nombre sobre todo nombre; de modo que al nombre de Jesus toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo. Y toda lengua proclame ¡Jesucristo el Señor! para gloria de Dios Padre.
Flp 2, 6-11
El gran motor de la vida cristiana es el agradecimiento por tantísimo don recibido. No agradecer es perderse lo mejor. No agradecer nos hace ir exigiendo todo a todos.
Mucho se está diciendo sobre lo que dijo el nuevo Papa Francisco sobre las uniones homosexuales. En realidad, lo más sólido que se tiene es el testimonio de dos personas que hablaron con él. Lo más a favor que tenemos es que se trata de personas sólidas, cristianas comprometidas, que además han dado la cara. Otra cosa es lo que el nuevo Papa vaya a hacer o pueda hacer. En todo caso, sí parece tener una actitud de apertura al diálogo y ya ha conocido de primera mano a personas lgtb. Es posible que poco a poco empiecen a cambiar cosas en la Iglesia Católica. Dejo el vídeo más completo que he encontrado sobre el tema.
http://mexico.cnn.com/mundo/2013/03/20/a-puerta-cerrada-el-papa-francisco-apoyaba-las-uniones-entre-homosexuales
Los frutos y motores de la esperanza son la alegría y buen humor. También es el seguimiento, el servicio.
Baste a nosotros hacer según nuestra fragilidad lo que podemos, y el resto queramos dejarlo a la Divina Providencia.
Yo no te condeno. Si alguna vez nos hemos sentido como adúltera; no hemos sido fieles, nos hemos sentido despreciados por los demás. Yo no te condeno. Si hemos agarrado piedras, palabras, miradas con rabia, deseando tirárselas a los demás, lapidando con pleno derecho y justificación. Pienso que sólo uno tiene pleno derecho. Y ese decide: «Yo no te condeno».
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos. El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.