El pequeño sin cabeza, el mayor sin corazón

Un Padre extraordinario tenía dos hijos. El hijo menor era un juerguista, vacío y superficial. No sabía lo que era el esfuerzo para ganarse el pan. Abandonó a su familia con su parte de la herencia. Tras gran crisis volvió con el Padre, que le acogió sin reservas, lleno de alegría. Si el pequeño no tenía cabeza, el mayor no tenía corazón. Duro, sin entrañas, sin amor hacia su hermano, tampoco quería a su padre ni quería a Dios. Un gran corazón el del Padre, con abrazos y besos fáciles. Lleno de compasión, misericordia y sobre todo de amor a sus hijos.

Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí

El sí de la fe marca el comienzo de una luminosa historia de amistad con el Señor, que llena toda nuestra existencia y le da pleno sentido. Sin embargo, Dios no se contenta con que nosotros aceptemos su amor gratuito. No se limita a amarnos, quiere atraernos hacia sí, transformarnos de un modo tan profundo que podamos decir con San Pablo: ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí (J. Ratzinger).

Subiendo al monte del encuentro con Dios

La existencia cristiana consiste en un continuo subir al monte del encuentro con Dios para después volver a bajar, trayendo el amor y la fuerza que derivan de este, a fin de servir a nuestros hermanos con el mismo amor de Dios.

Perdonemos y seremos perdonados

Seamos misericordiosos, como nuestro Padre es misericordioso. No juzguemos y no seremos juzgados; no condenemos y no seremos condenados; perdonemos y seremos perdonados. Demos y se nos dará.

Recibe lo que ofrezco y dame lo que te pido

Señor, aunque no merezco que atiendas mi gemido, por lo mucho que has sufrido, recibe lo que te ofrezco y dame lo que te pido.

A ofrecerte, Señor, vengo mi ser, mi vida, mi amor, mi alegría y mi dolor, cuanto puedo y cuanto tengo, cuanto me has dado, Señor.

Da cambio a esta alma llena de amor que vengo a ofrecerte, dame una vida serena, y una muerte santa y buena. Cristo de la buena muerte.

Dios es fiel

Tu fidelidad es grande, Tu fidelidad incomparable es. Nadie como Tú, bendito Dios, grande es Tu fidelidad.

En nuestros compromisos, descubrimos cómo Dios es fiel en lo pequeño. Ahí es donde nos jugamos la confianza de los demás y en nosotros mismos.

Fiel en lo pequeño

Creer, estar convencido de que Dios es fiel. No tanto sentirlo, mucho más creerlo. Fidelidad no es perfección. Fiel en lo pequeño. Querer y apreciar nuestra imperfección y la de los demás hasta despertar ternura. Esta es la clave para poder cambiar en nosotros y en los demás. La clave para ser fiel. No a base de puños, sino desde la confianza en Dios y en otros. Dejase hacer en lugar de resistir, en ocasiones, contra viento y marea.

Contemplando a Mateo

Contemplando a Mateo: hombre con un buen trabajo que le daba todos los medios para vivir bien. Con los años su corazón se fue endureciendo, porque aunque le separaba de los suyos, de su raíz, de su pueblo, no sabía renunciar, no encontraba una propuesta mejor. Cuando Jesús vino y le pidió que lo dejara por seguirle, él se levantó y le siguió inmediatamente.

Cuando hemos domesticado a Dios

Lc 18, 18-24: El joven rico. Lo tiene todo, lo económico y lo humano, pero nota que le falta algo. Cuando hemos domesticado a Dios, Él nos da una vuelta de tuerca más. Es el mismo Jesús el que nos lo pide todo y nos dice qué hacer. No adelantarme, que Jesús sabe pedir. El joven rico responde que no.

Primeras jornadas sobre fe y orientación sexual

La Comunidad Cristiana La Esperanza está haciendo todo lo posible para que estas jornadas puedan tener lugar el 19 y 20 de abril de 2013 (el lugar está aún por confirmar). Trataremos de que sean gratuitas, si bien un donativo será muy de agradecer para aportar algo a los ponentes, cubrir algunos gastos y tratar de que puedan tener lugar el próximo año de nuevo. Sigue leyendo para ver el programa de estas jornadas.

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