Alegría en la resurrección
Alegría en la resurrección. No podemos permitirnos ser cristianos tristes. Presencia de Dios en la naturaleza. El sentimiento que tengo es agradecimiento. Mirando personas y grupos que son pilares de mi vida.
Alegría en la resurrección. No podemos permitirnos ser cristianos tristes. Presencia de Dios en la naturaleza. El sentimiento que tengo es agradecimiento. Mirando personas y grupos que son pilares de mi vida.
A continuación se adjuntan los materiales elaborados en el IV Congreso de CRISMHOM para el período 2013-15:
1. IV Congreso de CRISMHOM 2013-15: «Crecemos y construimos comunidad cristiana.
Este apartado contiene adjunto el documento oficial del III Congreso de CRISMHOM titulado «Yo soy la vid, vosotros los sarmientos» formado por la ponencia sobre el ser y misión y la ponencia de organización. También se adjunta modificaciones de este texto que tuvieron lugar el 15 de junio de 2014:
1. III Congreso de CRISMHOM titulado «Yo soy la vid, vosotros los sarmientos».
Somos testigos del resucitado. Ese Dios que en Jesús fue crucificado, aplastado por los poderes injustos y que, en la cruz, abrazó a la humanidad entera para encontrarse con nosotros.
El viento sopla donde quiere y tú oyes su silbido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo le sucede al que ha nacido del Espíritu. Escuche yo el silbido del viento. Déjeme acariciar por su brisa, aunque no sepa ni de donde viene, ni a dónde va.
Somos el Cireneo cargando con la cruz. Somos a veces personas encerradas en jaulas de oro. Pero también somos capaces de salir a la intemperie y que la vida se nos muestre en toda su complejidad y grandeza. Somos la mujer de Pilato que intercede por el justo y el propio Pilato perdido en su egoísmo. Somos Caifás, atascado en lo establecido, pero también somos discípulos de ojos abiertos y corazón generoso, dispuestos a escuchar una palabra nueva.
Vida Nueva. Por Dolores Aleixandre. Sábado 6 de abril de 2013.
Hermano Francisco: nunca pensé que me dirigiría así a un Papa, pero como en tu saludo inicial no nos llamaste “hijos e hijas” sino “hermanos y hermanas”, siento que tengo permiso para hacerlo. Y me sale también un tú, aunque llenísimo de respeto, porque no me imagino llamando de usted a un hermano de verdad y el vos argentino no me va a salir.
Nosotros continuamos la senda de aquellos que en el encuentro con Él, vieron transformada su vida. Somos Pedro equivocado, Juan que echa a correr. Somos José de Arimatea que da un paso al frente y María Magdalena que no se quiere apartar de Él. Somos María con el corazón traspasado, incapaz de comprender, pero dispuesta a arriesgar y confiar.
Siempre de camino, buscadores de Dios, de los demás y de nosotros mismos. El Dios que se encarnó en Jesús, que pasó el mundo haciendo el bien, que vivió entre mujeres y hombres de su época nos enseñó en qué consiste el amor verdadero.