Un tríptico para separados y divorciados

Entregando a un compañero de trabajo el tríptico de un grupo de apoyo a separados y divorciados de la parroquia donde voy los domingos a misa. Hace años le presenté al cura que dio catequesis a su entonces novia, porque apenas estaba iniciada en la fe. Él les casó y un año después se separaron. Otro año más tarde fui yo quien me enteré casi por casualidad que se habían separado a través de ese sacerdote amigo. Dos años aún más tarde, veo este tríptico y pienso en mi compañero de trabajo. No quedó momento para decirle «¡Lo siento mucho, lo siento de veras!». Hoy se lo digo sin decirlo con un tríptico: «Lo siento mucho».

Conocimiento interno

Uniendo voluntad y corazón, intención y deseo para pedir y buscar conocimiento interno del Señor, que por mí se hizo hombre, para que más le ame y le siga.

Actualizando la confirmación

Reaviva el don de Dios que recibiste cuando yo, Pablo, te impuse las manos. Porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino de energía, amor y buen juicio. No tengas miedo de dar la cara por nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según las fuerzas que Dios te dé. Ten delante la visión que yo te di con mis palabras sensatas y vive con fe y amor cristiano.

Aumentando la fe

Que Jesús aumente y enriquezca nuestra entrega a la fe que hemos recibido; que podamos convertirnos en «transmisores» de confianza en Jesús, nuestro salvador.

Perdón, Señor, pedimos por quienes dudan o vacilan en su fe a causa de nuestra falta de testimonio a favor de la fe que proclamamos con nuestras palabras y negamos con nuestras obras.

Alcanzando el fondo del alma

El fondo del alma no se alcanza con las propias fuerzas, ni empeños ascéticos, ni siquiera con mucha oración. No se alcanza por el hacer sino por el abandonarse, por entregarse. Dejar a Dios los esfuerzos espirituales para ser conducidos por Él hasta el fondo del alma.

Sobre la contemplación de un niño

Sobre la contemplación de un niño. Acercarse sin necesidad de decir nada, con sencillez y humildad, sin tener que aparentar nada. Indefenso nos desarma. Es mucho más lo que crea en nosotros sin hacer nada, que lo que logramos nosotros, queriendo hacerlo todo. Gracias, Dios mío, gracias, porque quisiste mostrarme tu rostro: el rostro de un niño.

Fueron llamados y así lo sintieron

Contemplando nuevamente una chiquilla embarazada de casi nueve meses subida en un burro camino de Belén. Su novio al lado. Mirando a las dos mamás con su niña y las gemelas. Una en el hospital cuidando de una gemela, la otra de viaje para sacar adelante a la familia, la abuela en casa con las otras dos. Contemplando un cura en una parroquia donde en lugar de ser querido es boicoteado. ¿Por qué tanta dureza? ¿Cómo soportarlo? Acaso porque era su sitio, fueron llamados y así lo sintieron.

Colaboradores de Dios

Contemplando a los colaboradores de Dios. Se sintieron llamados a seguirle, con sutiles percepciones e intuiciones que les hicieron encontrarse encajados en su sitio. Sintiéndose con paz, alegría y esperanza, pese a la crudeza de ciertas situaciones que tuvieron que vivir, precisamente por seguir esa intuición, que les hizo sentirse en su sitio.

Buscando posada sin éxito

Buscando posada sin éxito con María embarazada a punto de dar a luz, sin familia ni amigos, entrando en un establo. ¿Cómo es posible que no les dieran posada? Contemplando la dureza de la situación, el agobio de José, el aguante de María. Mirando a las dos mamás, a una de las gemelas en el hospital con salmonelosis y a la otra en casa con lo mismo. Una de las madres en el hospital y la otra se tiene que ir de viaje para tener los ingresos que sostienen la familia. La madre de una de ellas se hace cargo de las niñas que están en casa.

Mirando una embarazada sobre un borrico

Contemplando a una chiquilla embarazada montada sobre un asno. Junto a ella, su novio y prometido. Ella con una barriga de casi nueve meses y sin estar casados. Guiados por sutiles intuiciones, superan lo que amigos y familiares puedan pensar. De camino hacia su pueblo natal, Belén, para inscribirse en un censo para poder cobrar impuestos. ¿No debería estar ella haciendo reposo? Contemplando a unas amigas lesbianas cuidando de dos gemelas y una niña pequeña. Mirando su paz y alegría interior en medio del agobio y agetreo exterior. Intentando conocer a un no nacido aún, que por mí quiso venir al mundo para que más le ame y le siga.