El año, en mi vida, ha comenzado con maravillosos frutos.
El día de ayer llegó, a mí, Jeremías con estas palabras: «Bendito el SER HUMANO que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto».
Creo firmemente en ello y he aprendido, a base de la conversión continua, que mi responsabilidad radica en hacer crecer las raíces hacia la corriente.
De los frutos se encarga Él.