Búsqueda avanzada
  • Tipo de contenido

  • Categorías

  • Autor

  • Limpiar filtros

He renunciado a la espiritualidad …

 “¿Cuál es mi nuevo desierto? Su nombre es Compasión. No existe yermo tan terrible, tan bello, tan árido y tan fructífero como el yermo de la compasión. Es el único desierto que verdaderamente florecerá como el lirio. Se convertirá en un estanque. Echará brotes y florecerá y saltará de gozo. En el desierto de la compasión, la tierra sedienta ve brotar fuentes de agua, el pobre posee todas las cosas. No existen fronteras que controlen a los moradores de esta soledad, en la cual yo vivo solo, tan aislado como la Hostia sobre el altar, que siendo el alimento de todos los hombres pertenece a todos y no pertenece a nadie, porque Dios está conmigo y se asienta en las ruinas de mi corazón, predicando el evangelio a los pobres.

2019-01-27 “Hoy se ha cumplido esta Escritura”

Evangelio según san Lucas (Lc 1, 1-4. 4, 14-21) Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh ilustre Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido (…) Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos. Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de sábado entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres, a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a predicar el año de gracia del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír.

¿Estás conmigo?

 Hace unas semanas, ante los proyectos del nuevo año, me sentí agobiado. No es una sensación común en mí pero me invadió. Los servicios y los deseos se acumularon y puse manos a la obra en la organización de este primer semestre del 2019.

Caminando por la calle estaba reflexionando en ello y rezando. En un momento me invadió esta extraña sensación y hablando con Jesús le dije: ¿Estás conmigo para todo esto?

Inmediatamente surgió de mi interior la respuesta: ¿TÚ estás conmigo?

El agobio desapareció con esta «colleja».

2019-01-13 “Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”

Evangelio según san Lucas (Lc 3, 15-16 . 21-22) En aquel tiempo, el pueblo estaba expectante y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías; Juan dijo a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego»En un bautismo de todo el pueblo, Jesús también se bautizó. Y mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma; y vino una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto».

Epifanías

 Un día como hoy de Epifanía, hace 45 años, era bautizado dentro de la comunidad católica.

2019-01-06 “Los magos, al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría”

Evangelio según san Mateo (2,1-12)  Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.»  Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los  sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el  Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judea, porque está escrito en el profeta: «Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel.»»  Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: «Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.»  Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que  habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus  cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se  marcharon a su tierra por otro camino. 

No soy un monstruo depredador

El mundo no es un pastel que yo me tenga que comer. El otro no es un objeto que yo puedo utilizar. La Tierra no es un planeta preparado para que yo lo explote. Yo no soy un monstruo depredador. Por eso he decidido ponerme en pie y abrir los ojos. He decidido comer y beber con moderación, dormir lo necesario, escribir únicamente lo que contribuya a hacer mejores a quienes me lean, abstenerme de la codicia y no compararme jamás con mis semejantes ([48] Biografía del Silencio, Pablo d’Ors).

2019-01-01 “María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”

Evangelio según san Lucas (2,16-21) En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.