San Rufino de Asís
Continuamos nuestro recorrido. Esta vez con san Rufino y unas confidencias personales.
Continuamos nuestro recorrido. Esta vez con san Rufino y unas confidencias personales.
Hoy es el día de Ntra. Sra.
Este taller formativo tendrá lugar el sábado 15 de febrero a las 19.30 hh en C/ Barbieri, 18 (Madrid). La clave de este taller/sesión formativa será el diálogo que generemos desde una perspectiva de provocación para la reflexión y puesta en común.
Dani Villanueva SJ es jesuita. Se licenció en Ingeniería Informática y en Teología. Tiene postgrados en Ayuda Humanitaria (Universidad de Fordham), Gestión de Organizaciones no gubernamentales (ESADE Business School), Liderazgo e Innovación Social (ESADE Business School) y un Global Executive MBA (Georgetown University).
Es Vicepresidente Ejecutivo de las ONGs Entreculturas y Alboan, que promueven redes educativas con refugiados, desplazados y población vulnerable en más de 50 países. Ha coordinado el equipo de comunicación de los Jesuitas a nivel mundial, diseñando e implementando la estrategia, plataforma y redes para las dos últimas Congregaciones Generales. Sus intereses son la educación, las redes y la comunicación, y a lo largo de sus más de 20 años de carrera ha desempeñado diversos puestos, desde profesor, hasta director de centros formativos y responsable de IT (Tecnología Informática) y comunicación digital a nivel global.
Además, es miembro de la junta directiva de la universidad de Georgetown, Vicepresidente de la Fundación ICAI y Vicepresidente de Xavier Network.
Evangelio según san Mateo (5, 13-16) Dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos.»
Basílica Santa Clara de Asís. Algunos opinan que Clara de Asís fue opacada por Francisco, pero esta mujer tiene historia propia con desafíos igual o más importantes que los de Francisco. “ Os bendigo en mi vida y después de mi muerte, en cuanto puedo y más aún de lo que puedo, con todas las bendiciones con que el Padre de las misericordias bendijo a sus hijos e hijas y los bendecirá en el cielo y en la tierra. El Señor esté siempre con vosotras y vosotras estés siempre con Él.”
Basílica Papal de San Francisco en Asís. Un pequeño recorrido y anécdotas para compartir.
Evangelio según san Lucas (2, 22-40) Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, llevaron sus padres al niño Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones». Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones». Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.
Evangelio según san Mateo (4,12–23) Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló». Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
No he dejado de decir, en estos días, que lo más importante ha sido ser consciente de que estaba en Asís.
Simplemente permanecer …
No he sido feliz sino lo siguiente de lo siguiente.