
Jesús capta y vive la realidad insondable de Dios como bondad y compasión. Lo que define a Dios no es el poder ni la sabiduría, sino sus entrañas maternales de Padre. La compasión es el modo de ser de Dios, su manera de mirar el mundo y de reaccionar ante sus criaturas. El Padre lo vive todo desde la compasión.