Mi «Señora»

Nuestra vida humana puede contarse de muchas maneras.

Hoy descubro, María, que también puedo contarla través de ti. Tarde te amé, aunque siempre estuviste presente.

Desde antes de nacer en este mundo; cuando estaba con mis hermanxs separados; detrás de mi primera conversión mientras daba mis primeros pasos a los brazos de mi Padre; la que escuchaba mis primeras peleas, y mediaba,  aunque no te hablase a Ti; la que me dio la colleja que me llevo a mi segunda conversión (cosa que estoy seguro que le arrancaste,  a base de suplicas, al Corazón de tu Hijo) y la que me llevo a mirarte por primera vez a los ojos y conocerte como Madre.

Hoy se cumplen 16 años en que, habiéndote reconocido, me consagré a ti.

Hoy se cumplen 16 años en que, con un corazón desbordante, escribí mis votos y , en la pequeña y sobria capilla de un monasterio cisterciense de estricta observancia junto a mis hermanos, elevé mi consagración al cielo.

Meditando lo escrito una vez más, descubro que escuchaste los votos de mi corazón de la forma que solo un ser espiritual puede hacerlo.  Dando sentido nuevo a toda la palabra escrita con devoción.

Mi vida integra puede ser narrada hoy a través de Nuestra Señora de Itati, de Guadalupe, de Nuestra Señora de los Ángeles, de Medjugorje, Nossa Senhora do Novo Mundo, Nossa Senhora Medianeira, de los Dolores y Nuestra Señora de Todos los Pueblos.

Sé que por ser el peor de tus hijxs, el más rebelde y el más necesitado, soy tan querido, tan acompañado con tu presencia y tan mimado por tu Corazón Inmaculado.

Hoy quiero darte las gracias Mamá.

Con los mismos deseos del corazón y las mismas lágrimas de aquel día en que elevé mis ojos a ti y te acepté como Madre.


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