Martes XI del Tiempo Ordinario

Mt 5, 43-48

«Amad, sed hijos, sed como vuestro Padre Celestial…» 

En pocas palabras, Jesús ha presentado claramente quién es Él, y nos presenta la vocación a la que somos todos llamados. 

Jesús es la persona que más plenamente ha vivido y vive el amor. Morirá perdonando a los que le ajustician y le agreden, le escupen, escarnian, e insultan. Su vida entera es de amor y perdón. No sólo en la cruz. Vida completa entregada.

Vive plenamente ser hijo de Dios, y siente a Dios como Padre que le ama intensamente. 

Hoy se nos llama a contemplar al Hijo, a Jesús, a saborear internamente como es Él, como es su vida, y a caer en la cuenta de que somos llamados a ser semejantes a Él. Aquí en la tierra, algún día en el cielo. Pero comenzamos ya a vivir nuestra gran vocación. Vivir como hijos, sentir al Padre todo  Amor y Bondad, ir siendo como Él. La perfección no es la falta de error. Es el Amor sin medida. Ser como el Padre.

Contemplar para acercarnos a Él, llevarle a nuestro interior, unirnos a Él, vivir con Él, ir siendo como Él.


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