FRUTOS DEL ESPIRITU SANTO: HUMILDAD

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Humildad es la grandeza, del hombre correcto y sabio,
es apretar nuestros labios, cuando el halago nos toca.
Es controlar nuestra boca,
al verter una opinión,
y no henchir el corazón,
cuando el alarde provoca.

Humildad es el silencio, en el murmullo estridente,
hermosa y divina fuente, donde debemos beber.
La humildad es el saber,
y estar en el punto exacto,
suavizando nuestros actos,
en el afán de entender.

La humildad nos da la fuerza, y valor en la batalla,
la seguridad y talla, si sabemos escuchar.
Es tranquilidad sin par,
elevándonos sin prisa,
al disfrute de la brisa,
en nuestra tarde otoñal.

La humildad es convicción, de la mente abierta a todo,
es sinceridad y modo, el medio para alcanzar.
Hermosura de soñar,
al pisar en tierra firme,
no es algo que nos esquilmen,
o nos lo puedan quitar.

La humildad seguramente, es la más certera clave,
es esa precisa llave, que abre la puerta más dura.
La escalera más segura,
que va al fin de nuestro anhelo,
conduciéndonos al cielo,
donde hay vida eterna y pura.


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