Experiencias para ser más humanos

Contemplando a un amigo tras un mes de baja por ansiedad. Una de cada seis personas, me decía, han pasado por este tipo de experiencias. Aprendiendo a aceptar que el equilibrio físico y emocional se rompe cuando uno no se cuida y se estira hasta el extremo. Contemplando cómo nuestras vidas rozan muchas veces el límite por la exigencia de la sociedad en la que vivimos y sobre todo por nuestra propia autoexigencia. Cayendo en la cuenta de que nuestra persona es mucho más valiosa que cualquier consideración descontextualizada de terceros. Aprendiendo a aceptar que uno no es menos por ser vulnerable, sino más humano, más cercano y que esa querría y debería ser nuestra mayor aspiración como seres humanos. Aprendiendo a palpar nuestros límites para descubrir, aceptar y querer nuestra propia humanidad y la de los demás. Poniendo medios para compensar, equilibrar y cuidar nuestra salud corporal, mental, emocional y afectiva. Dando gracias en medio de la dificultad por haber tenido la oportunidad de ganar los beneficios de ser conscientes de nuestra humanidad y aprender a acercarnos a los que nos rodean con mayor comprensión y benevolencia y a no juzgar ni juzgarnos.


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