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¿Qué más podemos hacer?

¿Qué más podemos hacer? Cuando ya hemos hecho, hacemos y tenemos voluntad de seguir haciendo y luchando por lo que creemos nos hace más personas. Acciones no centradas en nosotros mismos, que nos hacen crecer a veces en medio del sufrimiento prolongado y sostenido. ¿Qué más podemos hacer? Lo que resta ya no es hacer más, sino dejarse hacer. Permitir que haya un umbral fuera de nuestro control abierto a la buena nueva del que cuida de todos nosotros, a través de sí mismo y de los que nos rodean. ¿Qué más podemos hacer? Seguir, seguir y en las palabras de Teilhard de Chardin: adorar y confiar.

Sutilezas de la vida sencilla

Acompañando a mi cuñada, mi tía y mis sobrinos a pasar tres días de puente en un pueblo de Guadalajara. Cielos algo cubiertos, sin mucho frío. Paseos por el pueblo, un poco de aire puro, la visita de un mercado medieval en un pueblo cercano con una exhibición de aves rapaces y un torneo de guerreros medievales (lo que más disfrutó mi sobrino). Contemplando cómo mis sobrinos disfrutan. Vida sencilla, cortos paseos, sueño profundo y descansado como hacía muchas semanas que no se daba. Buenas comidas caseras, algún rato de lectura tranquila. Sin rezar mucho más que estando disponible y dejándose empapar por las sutilezas de esta vida sencilla y tranquila. Quizá la oración más inmediata y profunda.

Me presento.

       Hola, me presento. Francisco, de Madrid, habitual de Crismhom desde hace más de un lustro. Casualmente me llamo con el nombre elegido por Bergoglio. Católico, ecuménico, gay, algo silencioso con la voz ―pero no tanto con los dedos―. Converso, como tantos otros. Como Bradomín, feo, católico y sentimental. No he matado del todo a mi antiguo Ego ateo agnóstico, me gusta hablar con él y darle cariñosos pescozones. Le llevo ahí pegado como a un siamés. Me gusta esta imagen de la película Acción Mutante. Álex y Juan son hermanos siameses, pero uno de ellos resulta muerto en el lejano planeta Axturias. Así somos los conversos, arrastramos muerto nuestro viejo yo materialista no-creyente.

 

De guardar a guardar va mucho

Está claro que hemos menester trabajar mucho, y ayuda mucho tener altos pensamientos para que nos esforcemos a que lo sean las obras […] pues es nuestro llamamiento y a lo que estamos obligadas, aunque de guardar a guardar va mucho (Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección).

Dios es paciente y lento

Dios es paciente y lento. Dios no tiene prisa. Necesitamos observar cómo se manifiesta a través de sus dones y los detalles de la vida diaria. Los caminos de Dios son largos e insondables. No son fáciles de entender, ni descubrir y más aún seguir.

Signos de resurrección

Pascua, tiempo para ponerse en pié y encontrar signos de resurrección. Para que aflore la alegría y reconozcamos y seamos conscientes de esos signos aquí y ahora.

Negocios con Dios

Estáse ardiendo el mundo […] No es tiempo de tratar con Dios negocios de poca importancia (Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección).

Estrategias de Dios

Las estrategias de Dios son el modo de cómo Dios actúa para conseguir lo que Él quiere a través de nuestra libertad. Es el «know how» de Dios (infinito saber de cómo hay que llegar al final contando con nuestra libertad y colaboración). Es importante entender sus estrategias “a posteriori” a
través de su proyecto vivido y experimentado día a día.

Principio y fundamento

El fundamento de mi vida es aprender a aceptar que saber la voluntad de mi Señor no es fácil, que no acierto a atisbar más que torpes aproximaciones del plan de Dios en mi vida. El fundamento de mi vida es atender y acompañar a personas muy queridas que lo están pasando mal, aunque a veces sólo sea puntualmente. Es agradecer la salud de mi familia y disfrutar de su presencia. Es continuar con mi trabajo, sin claridad en cómo se articula el proyecto de Dios en él. El fundamento de mi vida es descubrir cómo Dios me ha creado prodigiosamente, con un montón de cosas maravillosas y otras que nunca me gustaron. Es aceptar que Dios también se sirve de acontecimientos desafortunados, con gran dolor, preocupación y esfuerzo, para hacernos crecer y mostrarnos quién es y cómo nos quiere. El fundamento de mi vida es reconocer que a veces dudo de cuál es el verdadero sentido de mi vida y gracias a eso sigo buscando.

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