Principio y Fundamento

El fundamento de mi vida es descubrir que Dios cuida de mí. Que aunque no siempre lo vea, en medio de las dificultades se encuentra a mi lado sosteniéndome y trabajando por mí. El fundamento de mi vida es descubrir que aunque me empeñe en buscar sentido fuera de mi trabajo, se encuentra también en él, aunque piense que hay otros trabajos más volcados hacia los demás. El fundamento de mi vida es saber que Dios me acompaña en las situaciones difíciles que trae la vida, aceptar que tarde o temprano nos llegan y que es siempre posible sacar algo bueno de ellas. El fundamento de mi vida es saberme fragmento de la luz de Dios en el mundo, cuya radiación llega más allá de a quien veo o escucho, porque estamos todos interconectados. El fundamento de mi vida está formado por momentos puntuales en los que siento que mi corazón arde. Destellos de felicidad en los que personas, situaciones o momentos, hacen latir mi corazón con más fuerza.

Ser feliz … (Papa Francisco)

Puedes tener defectos, estar ansioso y vivir irritado algunas veces, pero no te olvides que tu vida es la mayor empresa del mundo. Sólo tú puedes evitar que ella vaya en decadencia.

Hay muchos que te aprecian, admiran y te quieren. Me gustaría que recordaras que ser feliz, no es tener un cielo sin tempestades, camino sin accidentes, trabajos sin cansancio, relaciones sin decepciones.

Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las batallas, seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros.

Ser feliz no es sólo valorar la sonrisa, sino también reflexionar sobre la tristeza. No es apenas conmemorar el éxito, sino aprender lecciones en los fracasos. No es apenas tener alegría con los aplausos, sino tener alegría en el anonimato.

Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones, y períodos de crisis.

En mi fragilidad entra Dios

Te ofrezco Señor mis angustias y miedos, tiempos en vela que no me acaban de dejar respirar ni vivir. En mi fragilidad es precisamente donde entras y acampas. Quédate, no te vayas. Tu amor y atención se hace más cercano y tierno cuando mi corazón se encoge y es vulnerable. Gracias por querer tornarme a ti. Eres tú quien lo haces.

Busco tu rostro, Señor

Deja por un momento tus ocupaciones habituales. Entra un instante en ti mismo. Apártate del tumulto de tus pensamientos. Arroja lejos de ti las preocupaciones que te agobian. Y aparta las inquietudes que te oprimen.

Reposa en Dios un momento, descansa siquiera un instante en él. Entra en lo profundo de tu alma. Cierra la puerta de tu habitación y búscalo en silencio.

Di con todas tus fuerzas al Señor: “Busco tu rostro, Señor”, y ahora, Dios mío, enséñame dónde y cómo tengo que buscarte, dónde y cómo te encontraré ….

Señor, tú eres mi Dios, tú eres mi Señor y nunca te he visto. He sido creado para verte, y todavía no he podido alcanzar el fin para el que fui creado …

Míranos, Señor, escúchanos, ilumínanos, muéstrate a nosotros. Calma nuestros deseos y seremos felices. Sin ti todo es hastío y tristeza. Ten piedad de nuestros esfuerzos para llegar a ti, ya que sin ti nada podemos.

Dios no pide imposibles

Parece que voy a pedir que hemos de ser ángeles para pedir esta petición (la de perseverar en la oración) y rezar bien vocalmente. Bien lo quisiera nuestro divino Maestro, pues tan alta petición nos manda pedir y a buen seguro que no nos dice pidamos cosas imposibles; que posible sería con el favor de Dios […] Mas hay ratos que, cansados de andar, los pone el Señor en un sosiego de las potencias y quietud del alma, que, como por señas, les da claro a entender a qué sabe lo que se da a los que el Señor lleva a su reino; y a los que se les da acá como le pedimos, les da prendas para que por ellas tengan gran esperanza de ir a gozar perpetuamente lo que acá les da a sorbos (Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección 30, 6).

Agarrándose a la gratuidad

En buenos momentos, agarrarse a la gratitud de la acción de gracias, prescindiendo de nuestra autosuficiencia, aceptando el regalo de la consolación evitando pensar que es nuestro. En tiempo de desolación no hacer mudanza de los buenos propósitos que elegimos en la serenidad de momentos mejores y evitar insistir y regozijarse en la propia desolación. Atreverse a sospechar, poner en cuestión de nuestras decisiones para no engancharnos en nuestros deseos sin llegar a sospechar de todo y así poder vivir en un magis (un plus) que como decía Juan de la Cruz es propia del alma que anda en amor que ni cansa ni se cansa.

Thanksgiving: día de Acción de Gracias

Happy Thanksgiving day! At least once a year the opportunity to give thanks comes up. Indeed this should be every day, twice a day perhaps. Thanksgiving, a worthwhile trying exercise. Thanking the people who walk with us, whom we trust, who we love. Thanking the fortunate events and those not so fortunate, for they showed us to still give thanks. Thanking God for his silent presence. He was right there when noone was. Thanks for our families, relatives and friends. They are the salt of our lives. Thanks for our errors, it is good not to be perfect. Thanks for those who preceded us, who still walk aside in our hearts. Thanks, my dearest, thank you so much. Thanks anyway. Thanks a lot.

Cosas sencillas y pequeñas

El fundamento de mi vida es un compendio de cosas sencillas y pequeñas. Cosas que ocurren un día como otro cualquiera. Se van sucediendo en el tiempo y otro día cualquiera, piensa uno si la vida vale la pena. Al intentar responder una vez más sobre el fundamento de mi vida, aparecen de nuevo las cosas sencillas y pequeñas. ¡Qué pequeño es el fundamento de mi vida! y lo cierto es que al juntar muchas cosas sencillas y pequeñas se va formando un gran motivo por el que dar gracias, un gran motivo por el que la vida vale la pena. Hay veces que cuando quiero responder grandes cosas, las palabras llenan mi boca; incluso hasta me atraganto a veces. Pero las palabras abandonan mi boca sin llevarse un pedacito de corazón. Por el contrario, las cosas sencillas y pequeñas no atragantan mi boca y es mi corazón quien sale y no mis palabras.

El reino del cielo para Santa Teresa de Jesús

Ahora, pues, el gran bien que me parece a mí hay en el reino del cielo (con otros muchos) es ya no tener cuenta con cosa de la tierra, sino un sosiego y gloria en sí mismos, un alegrarse que se alegren todos, una paz perpetua, una satisfacción grande en sí mismos, que les viene de ver que todos santifican y alaban al Señor y bendicen su nombre y no le ofende nadie. Todos le aman y la misma alma no entiende en otra cosa sino en amarle, ni puede dejar de amar porque le conoce (Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección 30, 4).

Mirándose interiormente

Poned los ojos en vos y miraos interiormente, como queda dicho: hallaréis a vuestro Maestro, que no os faltará; antes, mientras menos consolación exterior, más regalo os hará […] Quisiera yo saber declarar cómo está esta compañía santa con nuestro acompañador, Santo de los Santos, sin impedir a la soledad que ella y su Esposo tienen, cuando esta alma dentro de sí quiere entrarse en este paraíso con su Dios, y cierra la puerta tras sí a todo lo del mundo. Digo «quiere», porque entended que esto no es cosa sobrenatural, sino que está en nuestro querer y que podemos nosotros hacerlo con el favor de Dios, que sin este no se puede nada (Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección 29, 2-4).

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