Convivencia de primavera en Crismhom

Este fin semana algunos hermanos de Crismhom hemos vivido un fin de semana mágico de convivencia en la provincia de Segovia. A las pocas horas de regresar,  y de entre la  lluvia de Madrid, ha aparecido en lo alto resplandeciente y poderoso, un brillantísimo arcoíris a recibirnos y a darnos la bienvenida.  
Prodigioso regalo de la Naturaleza que ha aparecido haciéndose sitio entre las nubes, para grabarnos en el alma y en el corazón, estos dos días que hemos vivido en ferviente fraternidad cristiana.  

Y es que este fin de semana han estado muy pendientes de nosotros desde allá Arriba; todos lo hemos podido sentir cada vez que nos mirábamos a los ojos: tanto cariño, tanto respeto, tanta alegría y tan profunda espiritualidad, sólo podía ser el aire suave de un Soplo venido del cielo.  

Hoy ha tocado a su fin la convivencia de primavera de Crismhom. Todos esperábamos este fin de semana con unas ganas muy parecidas a las que tienen los niños cuando saben que ya van a  nacer. Todos teníamos las mochilas cargadas de risas, solidaridad y por supuesto, mucha fe. Y es por eso que nada nos ha impedido ser nosotros mismos y mostrarnos tal cual somos a toda la comunidad cristiana.

Sin tapujos, sin miedo y arropados por nuestro amor a Dios, hemos invadido las dependencias de la casa de espiritualidad que nos ha acogido, regando cada rincón con la frescura de quien es feliz por despertar y amanecer al lado de los suyos. Este fin de semana, mas suyos que nunca, mas unidos que nunca, y más abandonados en Cristo que nunca.

Hemos echado de menos a muchos miembros de la Asociación que no han podido venir; pero estaban en nuestros corazones, pues no hemos parado de escuchar en los dos días a personas citando discretamente a los ausentes, riéndose contando sus anécdotas y haciéndoles presentes a cada momento. Y es que el Señor nos ha reunido a todos, a los presentes y a los ausentes, para alabarle juntos con más fuerza que nunca, para hacernos más valientes y firmes en este empeño suyo de utilizarnos como faro entre la comunidad cristiana LGTB. Él se lo pidió hace unos años a los fundadores de Crismhom, y hoy, varios lustros después, todavía sigue pidiéndoselo a esta comunidad cristiana que formamos Crismhom; todos hemos sentido en nuestros corazones como Dios nos inyectaba su poderoso amor en el alma, y nos daba ánimo para seguir acogiendo a todos los cristianos LGTB que le aman y le oran en silencio.

Cual difícil es hablar de esta convivencia sin agradecer desde la pasión la visita de nuestros hermanos y amigos misioneros en Brasil; se cumple un año desde que se fueron a entregar su vida a los que necesitaban de ella, y en esta convivencia hemos podido escucharles y ser testigos oyentes de las providenciales (y desgarradoras) aventuras que están viviendo por cumplir su sueño de vocación misionera.

Granada, Sevilla, Colombia, Asturias, Ecuador, México, Galicia… cada uno llegado de su rincón maravilloso del mundo a estas tierras castellano-leonesas, en las que hemos participado todos juntos y a una sola voz, en todas las actividades y talleres que con tanto éxito y entrega han organizado desde el desinterés al reconocimiento Alberto, Xabier, Gonzalo, Inma, Gustavo, nuestra guitarrista Fanny, nuestro coro fantástico a las ordenes de su director José Luis… vuestro tesón ha sido la gasolina de nuestros motores a sístole y diástole.  

Y el Dios al que amamos los cristianos siempre presente, en cada anochecer juntos, en cada lágrima, en cada risa, en cada escalofrío, en cada relato de nuestras vidas, en cada rato de oración… porque de todo ha habido en este mágico fin de semana que no por ser irrepetible será el último, que ha sido y será otro escalón de esta escalera invisible que estamos construyendo en unidad la comunidad cristiana LGTB, y que nos eleva hasta el gozo de hacernos sentir cada día más en comunión con Dios.

¡Hasta la próxima!

Javier M


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