2017.02.16 Oración ecuménica «Busco Tu Rostro Señor»

Monición introductoria

En este tiempo de oración, queremos pedir al Padre la gracia de acoger el don de su Hijo Jesús. Es el rostro al que deseamos conformar nuestra vida, siempre más, porque creemos que Jesús es nuestra Vocación. Dios nos llama en su Hijo a seguir de cerca sus pasos, su entrega, su amor, su estilo de vida. Es el rostro al que quisiéramos que nuestra comunidad se acercara y se asemejara siempre más.

 

Canto:  Cuán grande es Dios.

 

Dios grande y misericordioso, en tus misteriosos proyectos has establecido asumir nuestro rostro humano; el rostro del hombre ha llegado a ser el rostro de Dios. ¡Santa imagen de Cristo Jesús, dulce rostro del Salvador! Rostro de hombre y rostro de Dios, mirada penetrante que perdona, mirada que da seguridad, que consuela. Jesús, verdadero rostro del Padre, imagen auténtica de hombre, rostro en el que leemos nuestra historia de ayer, de hoy y de mañana. Buscamos siempre tu rostro, Señor Jesús. Tú que eres Dios y vives entre nosotros para siempre.       

Amén

 

El Señor es mi luz y mi salvación (Salmo27)

 

 

1- El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?  El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?

 2- Cuando los malvados avanzan contra mí para devorar mis carnes, cuando mis enemigos y adversarios me atacan, son ellos los que tropiezan y caen.

1- Aun cuando un ejército me asedie, no temerá mi corazón; aun cuando una guerra estalle contra mí, yo mantendré la confianza.

2- Una sola cosa le pido al Señor y es lo único que persigo: habitar en Su casa todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en Su templo.

1- Porque en el día de la aflicción El me resguardará en su morada; al amparo de su tabernáculo me protegerá y me pondrá en alto sobre una roca.

2- Me hará prevalecer frente a los enemigos que me rodean; en Su templo ofreceré sacrificios de alabanza y cantaré salmos al Señor.

1- Escucha Señor mi voz, cuando a Ti clamo; compadécete de mí y respóndeme. El corazón me dice: «¡Busca Su rostro!

2- Y yo, Señor, tu rostro busco. No te escondas de mí; no rechaces, en tu enojo, a este siervo tuyo, porque Tú has sido mi ayuda. No me desampares ni me abandones, Dios de mi salvación.

1- Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos. Guíame, Señor, por Tu camino; dirígeme por la senda de rectitud, por causa de los que me acechan.  

2- No me entregues al capricho de mis adversarios, pues contra mí, se levantan falsos testigos que respiran violencia.

1- Pero, de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes. Pon tu esperanza en el Señor, ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor!

 

Lectura de la carta a los Hebreos (1,1-4)

                   

Dios, habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras, en otro tiempo, a los padres por los profetas, en estos postreros días, nos ha hablado por el Hijo, al cual constituyó heredero de todo y por el cual asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, siendo la misma imagen de su sustancia y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó á la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto más excelente que los ángeles, cuanto alcanzó por herencia más excelente nombre que ellos.   

Palabra de Dios.

 

 

Meditación: 

Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, « rico en misericordia » (Ef 2,4), después de haber revelado su nombre a Moisés como « Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y pródigo en amor y fidelidad » (Ex 34,6) no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina. En la « plenitud del tiempo » (Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto según su plan de salvación, Él envió a su Hijo para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien ve a Él, ve al Padre (cfr Jn 14,9). Jesús de Nazaret con Su palabra, con Sus gestos y con toda Su persona  revela la misericordia de Dios. Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia; es fuente de alegría, de serenidad, de paz y condición para nuestra salvación. Misericordia es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia es la vía que une a Dios y al hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre, no obstante el límite de nuestro pecado.                                          

  (Misercordiae vultus, 1-2)

 

Canto: Muevete en mi

 

BREVE ESPACIO PARA COMPARTIR(Reflexiones, peticiones y acción de gracia)

 

PADRE NUESTRO

 

 

ORACIÓN COMUNITARIA

Señor Jesucristo, imploramos tu protección e intercesión ante el Padre por toda la comunidad LGTB, por todas aquellas personas que no se aceptan a sí mismas, que sufren en soledad, son perseguidas por su orientación sexual o su identidad de género y que no son comprendidas ni aceptadas en su entorno más cercano. También te damos gracias y te pedimos por Crismhom, para que juntos construyamos tu Reino y seamos luz y faro en nuestra comunidad LGTB de Madrid.

Amén.

 

BENDICIÓN                                                                                                                                                                                     

Que el Señor nos bendiga y nos proteja. Que el Señor nos muestre su rostro, tenga misericordia de nosotros y nos conceda la paz. Así invocaremos el nombre del Señor y Él nos bendecirá.

 

Canto: Santa Maria de camino


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