2014-08-21 “Si conocieras como te amo …”

Esta oración surge de una frase de san Agustín que luego me llevo a otra. Ambas reflexionaban sobre Dios y el Amor.

Que complicado se nos hace amar, a los seres humanos en general. Tendremos l@s cristian@s una respuesta a esto? No tenemos “miedo” o nos complicamos con el “Amar a Dios y a los Herman@s”? Creo que la respuesta está en: Si conociéramos como nos Ama …

CANTO:  Al amor más sincero

Si conociéramos como nos Ama … Cuando Dios sale al camino de nuestra alma, al alma le pasan cosas. Un día eso aconteció en nuestras vidas. No estaríamos aquí si no hubiese pasado. No estaríamos buscando; orando en cuerpo presente; en comunidad; si no estuviésemos deseando de alguna manera devolverle a Dios, quien nos congrega, ALGO de todo lo que nos ha dado. Esa necesidad forma La Comunidad Cristiana.

Qué difícil es a veces devolver ese amor. Qué difícil es a veces discernir ese amor en nosotros y compartirlo con los herman@s. Pero por suerte lo humanamente difícil no es divinamente imposible.

De la regla monástica de san Basilio Magno (329 -379 DC)

“El amor de Dios no es algo que pueda aprenderse con unas normas y preceptos. Así como nadie nos ha enseñado a gozar de la luz, a amar la vida, a querer a nuestros padres y educadores, así también, y con mayor razón, el amor de Dios no es algo que pueda enseñarse, sino que desde que empieza a existir este ser vivo que llamamos hombre es depositada en él una fuerza espiritual, a manera de semilla, que encierra en sí misma la facultad y la tendencia al amor. Esta fuerza seminal es cultivada diligentemente y nutrida sabiamente en la escuela de los divinos preceptos y así, con la ayuda de Dios, llega a su perfección.

Por esto, nosotros, dándonos cuenta de vuestro deseo por llegar a esta perfección, con la ayuda de Dios y de vuestras oraciones, nos esforzaremos, en la medida en que nos lo permita la luz del Espíritu Santo, por avivar la chispa del amor divino escondida en vuestro interior.

Digamos, en primer lugar, que Dios nos ha dado previamente la fuerza necesaria para cumplir todos los mandamientos que él nos ha impuesto, de manera que no hemos de apenarnos como si se nos exigiese algo extraordinario, ni hemos de enorgullecernos como si devolviésemos a cambio más de lo que se nos ha dado. Si usamos recta y adecuadamente de estas energías que se nos han otorgado, entonces llevaremos con amor una vida llena de virtudes; en cambio, si no las usamos debidamente, habremos viciado su finalidad.

Siendo esto así, lo mismo podemos afirmar de la caridad. Habiendo recibido el mandato de amar a Dios, tenemos depositada en nosotros, desde nuestro origen, una fuerza que nos capacita para amar; y ello no necesita demostrarse con argumentos exteriores, ya que cada cual puede comprobarlo por sí mismo y en sí mismo. En efecto, un impulso natural nos inclina a lo bueno y a lo bello, aunque no todos coinciden siempre en lo que es bello y bueno; y, aunque nadie nos lo ha enseñado, amamos a todos los que de algún modo están vinculados muy de cerca a nosotros, y rodeamos de benevolencia, por inclinación espontánea, a aquellos que nos complacen y nos hacen el bien.  Y ahora yo pregunto, ¿qué hay más admirable que la belleza de Dios? ¿Puede pensarse en algo más dulce y agradable que la magnificencia divina? ¿Puede existir un deseo más fuerte e impetuoso que el que Dios infunde en el alma y que dice con sincero afecto: Desfallezco de amor? El resplandor de la belleza divina es algo absolutamente inefable e inenarrable.”

Dios nos atrae de diferentes formas y es “sutilmente seductor” cuando se lo propone. Si conociéramos como nos Ama … Se esconde tras múltiples rostros para acercarse a “SU” alma (la nuestra), a la que desea y de la que tiene SED. La vida misma, en sus múltiples detalles cotidianos, tiene escondidos los rostros de Dios (Creo que nuestra vida personal es una historia de amor entre la creatura y su Creador). A veces son clarísimos esos rostros y a veces hay que hacer un esfuerzo y preguntarse: Donde esta Dios en esto?.

Si escuchamos atentamente sin desear nosotros mismos responder, como un susurro, la respuesta de Dios aparece. Y siempre en última instancia, tras muchos disfraces, se mostrará como Amor.

Amor, Amor, Todo parece resumirse en Amor. Y es una palabra que no dejamos de escuchar y además viene Jesús, el que más amó,  la Palabra hecha carne y que habito entre nosotr@s,  y nos habla del amor como sentido y realidad, que da unicidad al cristian@. Parece mucho pero nuestra alma sabe que es ínfimo en comparación con lo que ha recibido.

Evangelio: San Lucas 10: 25 – 29

25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? 26 Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? 27 Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. 28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás. 29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

Los invito a dejar esta última pregunta  a contestar en nuestros corazones  y que nos introduzcamos al silencio escuchando esta canción.

CANTO:  Si conocieras como te amo

SILENCIO –   ECOS   de las lecturas y cantos

BREVE ESPACIO PARA COMPARTIR  (peticiones, reflexiones, alabanza)

PADRE NUESTRO

Personalmente tengo una respuesta a la pregunta de aquel “intérprete de la ley”.  Hoy en esta oración como prójimos próximos y en comunidad que pertenece al doble colectivo LGTB y Cristiano,  los invito a volver a tomarnos de las manos, para elevar nuestra ORACIÓN COMUNITARIA. Les pediría que la recitemos despacio siendo consientes de las palabras que enunciamos, encarnándola en nosotr@s, a medida que va a apareciendo en el video. 

BENDICIÓN: El Señor nos bendiga y nos guarde; nos muestre su rostro y tenga misericordia de nosotros/as. Vuelva su rostro a nosotr@s y nos conceda la paz. El Señor nos bendiga, hermanos/as. Amen


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