Zapatos descosidos

Contemplando cómo mis padres se hacen mayores. Aprovechando pasar momentos con ellos. Viajando con mi madre, conversando con mi padre. El otro día fui a comer con ellos. Traje unos zapatos para coserlos con mi padre. Él estaba un tanto alterado y frustrado porque su usuario de acceso al ordenador había dejado de funcionar. Se sentía como una mosca que intentando salir por el hueco de una pared, choca repetidamente contra el cristal de la ventana. Le oía repetir una y otra vez afirmaciones a propósito de su desconocimiento de la informática ahora que parecía que creía saber algo. Yo le decía que tampoco sabía gran cosa, que simplemente me manejaba un poco. Sin ser muy convincente, me quedó clara la idea subyacente: yo solo no puedo hacerlo, necesito tu ayuda. Mirando a mi padre y a cómo se siente, también hoy quiero aprender a saber depender de otras personas, a asumir que hay cosas que ni sé ni puedo hacer yo solo. Entretanto, agradezco sentirme útil y estar cerca para poder ayudarle y que a su vez él tuviera la oportunidad de arreglar mis descosidos zapatos.


Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad