He manifestado tu nombre a las personas que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado y han guardado tu palabra. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti y han creído que tú me has enviado. Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo y yo voy a ti (Juan 17, 1-11a).