Viernes Santo, camino de la cruz

El camino de la cruz es una carrera de fondo, un camino que se construye día a día. Esta carrera el amor se expresa levantando rostros de Cristo, manteniendo alzadas imágenes que nos los recuerdan. Contemplando el amor y la fortaleza de María que ve morir a su hijo; conectando ese amor con el que sienten padres y madres cuando piensan en sus hijos y acompañan su camino. Camino de la cruz para acordarnos de personas, con sus situaciones e historias y mandarles mensajes, aunque nos parezca irreverente. Camino de cireneos para ayudar a llevar y levantar cruces ajenas. Camino para dejarse afectar sin más, sin motivo aparente. Camino de caídas, de dejarse caer por falta de fuerzas y dejarse levantar. Camino de fallos y limitaciones reiteradas, de inconsciencias y juicios reincidentes. Camino para contemplar los pecados estructurales del mundo, para conectar con nuestros problemas y reconocer que hay muchas cosas en nuestra vida que no nos acaban de gustar. Conectando con la forma de mirar de Jesús para encontrar sentido y fuerzas. Contemplando la vulnerabilidad de Jesús, las burlas, el reparto de sus pertenencias, el agotamiento físico, la muerte misma. Mirando cómo la Virgen toma en sus brazos el cuerpo sin vida de su Hijo, mirando los desencajes de planes en nuestro propio camino de vulnerabilidad. Camino de la cruz, carrera de fondo pero en compañía de quien sabemos nos quiere.


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