“Invocaré al Dios altísimo, al Dios que lleva a cabo sus planes sobre mí” (Salmo 56) ¡Cuánto me consuela, Señor, saber que tú tienes planes sobre mí! Para ti no soy algo inútil. No soy del montón, no soy una creación de rutina, no soy un producto accidental. Estoy en tus pensamientos y en tus planes desde antes del comienzo de todas las cosas […] Tengo sentido ante ti antes de tenerlo ante mí mismo. Hay un plan para mí en tu corazón y eso basta para que yo valore mi vida y me atreva a existir […] Tú me conoces y conociéndome, cuentas conmigo para llevar a cabo tus sueños del Reino. Tienes un plan para mí. Descubrirlo viviéndolo día a día es mi misma definición como persona. Quiero ser yo mismo, en fe cotidiana, hasta encontrarme a mí mismo en ti. Esa es mi vida (Busco tu rostro, Carlos García Vallés).