Sobre la sabiduría

Bienvenida
Muy querido Señor, concédenos la prudencia, la sabiduría que proviene de entrar en contacto contigo. Haznos conocer la brevedad de nuestra vida para que alcancemos sabiduría de corazón. Enséñanos a ser sensatos, a que apreciemos tu sabiduría, tu sensatez y tu prudencia más que cetros y tronos; más que la belleza; más incluso que la propia salud. Que sea tu sabiduría y tu sensatez la luz que alumbre nuestra vida, el resplandor que no tiene ocaso, el brillo interno de nuestros ojos.

Sabiduría 7, 7-11
Supliqué, y se me concedió la prudencia; invoqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría.

La prefería a cetros y tronos, y, en su comparación, tuve en nada la riqueza.

No le equiparé la piedra más preciosa, porque todo el oro, a su lado, es un poco de arena, y, junto a ella, la plata vale lo que el barro.

La quise más que la salud y la belleza, y me propuse tenerla por luz, porque su resplandor no tiene ocaso.

Con ella me vinieron todos los bienes juntos, en sus manos había riquezas insondables.

Canto: Es bueno confiar y esperar en el Señor.

Himno (rezar salmodiando en dos grupos):

Sácianos de tu misericordia y toda nuestra vida será alegría y júbilo.

Enséñanos a calcular nuestro años,
Para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
Y toda nuestra vida será alegría y júbiloñ
Danos alegría por los días en que nos afligiste,
Por los años en que sufrimos desdichas.

Que tus siervos vean tu acción y tus hijos tu gloria.
Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos.

Canto
Nada te turbe, nada te espante. Quien a Dios tiene nada le falta. Nada te turbe, nada te espante. Sólo Dios basta.

Lectura del evangelio (Lucas 10, 21-24):
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, bendito seas, por haberte parecido eso bien. Mi Padre me lo ha enseñado todo; quién es el Hijo, lo sabe sólo el Padre; quién es el Padre, lo sabe sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís vosotros y no lo oyeron.

Canto
“La misericordia del Señor, cada día cantaré” (bis)

Meditación/Silencio
(10/15 minutos)

Peticiones
Gracias, Señor, porque ocultaste tu rostro a los que en ocasiones nos creemos sabios y entendidos y se lo revelaste a la gente sencilla.

Señor, enséñanos a conocer la brevedad de nuestra vida, para que alcancemos sabiduría de corazón.

Señor, enséñanos a valorar lo que tenemos, a alcanzar la sensatez de aquellos a quienes has tocado el corazón.

Padrenuestro

Canto:
En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor, Señor, de tu amor Señor. En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor Señor, de tu amor, Señor.


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