Cuando sentimos y vivimos el fracaso podemos descubrir que estamos vivos, que hemos hecho lo que hemos podido y sabido, aunque no llegara a buen término. Somos criaturas, hay muchas cosas que no están en nuestra mano. Sólo podemos hacer lo posible. A veces sólo esquivar. Se puede cambiar de perspectiva. El fracaso nos sienta mal aunque no necesariamente nos hace mal. Es posible aprender a verlo así también.