Mujer, ¿por qué lloras? Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. Si te lo has llevado tú, dime dónde está y yo lo recogeré. ¡¡María, soy yo!! ¡¡Maestro!! dijo ella y lo abrazó tan fuerte que no podía soltarla. No me cojas tan fuerte y di al resto que me has visto. Llore yo, lléneme de alegría reconocerle. Pueda yo reconocerle, sepa decírselo a otros, aunque no me crean.