Oía el cuchicheo de la gente: “Pavor en torno; delatadlo, vamos a delatarlo”. Mis amigos acechaban mi traspié: “A ver si se deja seducir, y lo abatiremos, lo cogeremos y nos vengaremos de él”. Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con sonrojo eterno que no se olvidará. Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomas de ellos, porque a ti encomendé mi causa. Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los impíos (Jeremías 20, 10-13).
Contemplando este pasaje en la semana del Orgullo Mundial LGTB. Pensando en los sentimientos y afectos que intuyo recorren el corazón de muchas personas homosexuales, transexuales y bisexuales. También heterosexuales. Realidades que en muchos casos siguen siendo aún hoy realidades y que en mejores situaciones son fantasmas que nos visitan: oía el cuchicheo de la gente, lo abatiremos y nos vengaremos. Gracias, Señor; no nos pueden; porque Tú estás con nosotros. Hoy muchos como yo sienten el Orgullo y celebran ser quienes son, aunque sólo sea durante una semana.