Oración por la unidad de los cristianos

“El ecumenismo es, en primer lugar, una cuestión de oración de caridad y de humildad”. La teóloga Jutta Burggraf afirma que el ecumenismo no es sólo una cuestión de doctrina teológica ni de colaboración pastoral, sino en primer lugar de oración de caridad y de humildad. Durante el octavario, los cristianos católicos, ortodoxos y protestantes de todas las denominaciones -esparcidos por el mundo entero- están invitados a rezar juntos por su unidad.

Canto de entrada

VAMOS A PREPARAR EL CAMINO DEL SEÑOR.
VAMOS A CONSTRUIR
LA CIUDAD DE NUESTRO DIOS.
 
Vendrá el Señor con la aurora,
Él brillará en la mañana,
pregonará la verdad.
 
Vendrá el Señor con su fuerza,
Él romperá las cadenas,
Él nos dará la libertad.

El estará a nuestro lado,
Él guiará nuestros pasos
Él nos dará la salvación.
 
Nos limpiará del pecado.
Ya no seremos esclavos.
Él nos dará la libertad.
 
Visitará nuestras casas,
Nos llenará de esperanza.
Él nos dará la salvación.
 
Compartirá nuestros cantos,
todos seremos hermanos
Él nos dará la libertad.
 
Invocación inicial

Padre somos hijos tuyos y venimos a ponernos en tu presencia, levantamos la mirada de nuestro corazón hacia ti y te pedimos que nos escuches e inclines tu oído y todo tu ser hacía nosotros y todos los miembros de Crismhom.

Nos congregamos en oración ante  el  Señor como miembros y simpatizantes de CRISMHOM, comunidad cristiana de diversidad sexual y de carácter ecuménico, desde la que queremos vivir nuestra fe en unión  con nuestra orientación afectiva; ambas son parte esencial de nuestra vida porque con ellas  materializamos el amor, cualidad humana recibida de Dios.

Amamos a Dios sobre todas las cosas y queremos seguir el modelo de vida que Jesucristo nos dejó en el Evangelio con el convencimiento de que Dios nos ama y que jamás negaría  una cualidad humana creada por Él, sino que nos ha regalado las diferentes  orientaciones afectivas, porque son muchos y muy diversos los caminos de la salvación.

Desde CRISMHOM nos unimos y apoyamos en nuestros objetivos de integrar fe, orientación afectiva  e identidad de género en todas las facetas de la vida, de aceptarnos y ser aceptados y de superar la incomprensión de las Iglesias y de tantos cristianos que nos rechazan por nuestra condición sexual y de colectivos LGTB  que nos rechazan por ser cristianos.

Canto

Bendigamos al Señor, Dios de toda la creación      
por habernos regalado su Amor.      
Su bondad y su perdón, y su gran fidelidad
 por los siglos de los siglos durarán.
 
EL ESPÍRITU DE DIOS
HOY ESTÁ SOBRE MÍ,
Y ES QUIEN ME HA UNGIDO
PARA PROCLAMAR
LA BUENA NUEVA A LOS MÁS POBRES,
LA GRACIA DE SU SALVACIÓN. (bis)

Enviado con poder, y en el nombre de Jesús,
a sanar a los enfermos, del dolor;
a los ciegos dar visión, a los pobres la verdad,
y a los presos y oprimidos libertad.

Con la fuerza de su Amor y de la Resurrección
anunciamos llega ya la salvación,
que ni el miedo ni el temor,
ni la duda o la opresión
borrarán la paz de nuestro corazón.

 

“El ecumenismo es, en primer lugar, una cuestión de oración de caridad y de humildad”. La teóloga Jutta Burggraf afirma que el ecumenismo no es sólo una cuestión de doctrina teológica ni de colaboración pastoral, sino en primer lugar de oración de caridad y de humildad. Durante el octavario, los cristianos católicos, ortodoxos y protestantes de todas las denominaciones -esparcidos por el mundo entero- están invitados a rezar juntos por su unidad.

La Semana se celebra del 18 al 25 de enero, día en que la Iglesia conmemora la conversión de San Pablo. La fecha es significativa: nos recuerda que no podemos acercarnos unos a otros sin una profunda conversión interior, sin buscar cada uno vivir en intimidad con Cristo. Es en Él donde nos uniremos algún día. La esperada unidad no será un producto de nuestras fuerzas, sino «un don que viene de lo alto». Su verdadero protagonista es el Espíritu Santo, quien nos conduce, por los caminos que quiere, hacia la madurez cristiana.

En la oración encontramos sobre todo a Dios, pero de manera especial también a los demás. Cuando rezo por alguien, le veo a través de otros ojos, ya no con aquellos llenos de sospecha o de ánimo de control, sino con los ojos de Dios. De esta manera, puedo descubrir lo bueno en cada persona, en cada planteamiento. Dejo aparte mis prejuicios y comienzo a sentir simpatía por el otro.

Rezar significa, purificar el propio corazón, para que el otro verdaderamente pueda tener sitio dentro de él. Si tengo prejuicios o recelos, cualquiera que entre en ese recinto recibirá un golpe rudo. Tenemos que crear un lugar para los demás en nuestro interior. Tenemos que ofrecerles nuestro corazón como lugar hospitalario, donde puedan encontrar mucho respeto y comprensión.

Si conseguimos esto, será más auténtico el diálogo. A veces, creemos poder disimular fácilmente nuestros sentimientos y pensamientos negativos. Tratamos de guardar las apariencias, y luego nos asombramos que los demás desconfíen de nosotros. La razón es muy sencilla: los demás suelen percibir con gran nitidez lo que pasa en nuestro interior. Notan si los aceptamos o los rechazamos, y actúan en consecuencia. Así vemos la importancia de empezar por nosotros mismos en la búsqueda de la unidad.

Con razón, porque el ecumenismo no es, en primer lugar, una cuestión de doctrina teológica ni de colaboración pastoral, sino de oración  de caridad y de humildad. Así como la falta de amor engendra desuniones, la «santidad de vida» puede considerarse como el «alma» o motor de todo el movimiento ecuménico.

Es significativo que Juan Pablo II haya invitado repetidas veces a una purificación de la memoria a todas las personas y asociaciones. Sabemos bien que la memoria no es sólo una facultad relativa al pasado; por el contrario, influye profundamente en el presente. Lo que recordamos afecta, con frecuencia, a nuestras relaciones con los demás. Si una herida del pasado queda en la memoria, esta herida puede llevar a una persona a encerrarse en sí misma; puede traducirse en una cierta resistencia a encontrarse de una manera serena entre los demás, y puede dificultar o incluso impedir una amistad.

Podemos estar seguros de que una persona contribuye más a la unidad de la Iglesia cuando procura transmitir el amor de Dios a los demás, que cuando se dedica a los diálogos teológicos más eruditos con un corazón frío.

“El ecumenismo no es una elección opcional, sino un deber sagrado”. A la vez, el diálogo tiene distintos niveles o «círculos». Tiene que comenzar antes, en la «propia casa», entre los mismos católicos, ortodoxos, evangelicos, anglicanos, etc  que tienen que conocerse ellos mismos para entenderse bien. No debemos excluir de nuestro interés y cariño a las personas de otras comunidades de nuestra misma iglesia. Hay mucha variedad en nuestras Iglesias.

Asimismo, tienen una viva conciencia de que el diálogo va más allá del ecumenismo. Se dirige también a los seguidores de otras religiones y al mundo secularizado. Allí nos espera una inmensa tarea, que sólo podemos afrontar si estamos unidos: con Dios, entre nosotros  (los católicos, los anglicanos, los……,) y con todos los cristianos.

Canto

Gracias quiero darte por amarme.
Gracias quiero darte yo a Ti, Señor.
Hoy soy feliz porque te conocí.
Gracias por amarme a mí también.

YO QUIERO SER, SEÑOR, AMADO
 COMO EL BARRO EN MANOS DEL ALFARERO.
TOMA MI VIDA, HAZLA DE NUEVO
YO QUIERO SER UN VASO NUEVO.
 
Te conocí y te amé.
Te pedí perdón y me escuchaste.
Si te ofendí, perdóname, Señor
pues te amo y nunca te olvidaré.

Lectura del profeta Miqueas
¿Con qué me presentaré al Señor y me postraré ante el Dios de lo alto? Me presentaré ante él con holocaustos, con novillos que tengan un año. ¿Agradarán al Señor miles de carneros? ¿Le complacerán diez mil ríos de aceite? ¿Le entregaré mi primogénito por mi delito, el fruto de mis entrañas por mi pecado?.

Se te ha hecho conocer lo que está bien, lo que el Señor exige de ti, ser mortal: tan sólo respetar el derecho, practicar con amor la misericordia y caminar humildemente con tu Dios.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos. De repente vino del cielo un ruido, como de viento huracanado, que llenó toda la casa donde se alojaban. Aparecieron lenguas como de fuego, repartidas y posadas sobre cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, según el Espíritu les permitía expresarse. Residían entonces en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todos los países del mundo. Al oírse el ruido, se reunió una multitud, y estaban asombrados porque cada uno oía a los apóstoles hablando en su propio idioma. Fuera de sí por el asombro, comentaban: ¿No son todos los que hablan galileos? ¿Pues cómo los oímos cada uno en nuestra lengua nativa? Partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea y Capadocia, Ponto y Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y los distritos de Libia junto a Cirene, romanos residentes, judíos y prosélitos, cretenses y árabes: todos los oímos contar, en nuestras lenguas, las maravillas de Dios.

Ecos de las lecturas.

 

Canto
VIENEN CON ALEGRÍA, SEÑOR,
CANTANDO VIENEN CON ALEGRÍA, SEÑOR,
LOS QUE CAMINAN POR LA VIDA, SEÑOR,
SEMBRANDO TU PAZ Y AMOR. (bis)

Vienen trayendo la esperanza
a un mundo cargado de ansiedad,
a un mundo que busca y que no alcanza
caminos de amor y de amistad.
 
Vienen trayendo entre sus manos
esfuerzos de hermanos por la paz,
deseos de un mundo más humano
que nace del bien y la verdad.
 
Cuando el odio y la violencia
aniden en nuestro corazón,
el mundo sabrá que por herencia
le aguardan tristezas y dolor.
 

Evangelio según San Juan capítulo 17
Así habló Jesús. Después, levantando la vista al cielo, dijo: Padre, ha llegado la hora: da gloria a tu Hijo para que tu Hijo te dé gloria; ya que le has dado autoridad sobre todos los hombres para que dé vida eterna a cuantos le has confiado. En esto consiste la vida eterna: en conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesús el Mesías. Yo te he dado gloria en la tierra cumpliendo la tarea que me encargaste hacer. Ahora tú, Padre, dame gloria junto a ti, la gloria que tenía junto a ti, antes de que hubiera mundo. He manifestado tu nombre a los hombres separados del mundo que me confiaste: eran tuyos y me los confiaste y han cumplido tus palabras. Ahora comprenden que todo lo que me confiaste procede de ti. Las palabras que tú me comunicaste yo se las comuniqué; ellos las recibieron y comprendieron realmente que vine de tu parte, y han creído que tú me enviaste. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has confiado, pues son tuyos. Todo lo mío es tuyo y lo tuyo es mío: en ellos se revela mi gloria. Ya no estoy en el mundo, mientras que ellos están en el mundo; yo voy hacia ti, Padre Santo, guárdalos con tu nombre, a los que me diste, para que sean uno como nosotros. Mientras estaba con ellos, yo los guardaba con tu nombre a los que me diste; los custodié y no se perdió ninguno de ellos, excepto el destinado a la perdición, para cumplimiento de la Escritura. Ahora voy hacia ti; y todavía en el mundo digo esto para que posean mi alegría completa. Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió, porque no son del mundo, igual que yo no soy del mundo. No pido que los saques del mundo, sino que los libres del Maligno. No son del mundo, igual que yo no soy del mundo. Conságralos con la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, yo los envié al mundo. Por ellos me consagro, para que queden consagrados con la verdad. No sólo ruego por ellos, sino también por los que han de creer en mí por medio de sus palabras. Que todos sean uno; como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les di la gloria que tú me diste para que sean uno como lo somos nosotros. Yo en ellos y tú en mí, para que sean plenamente uno; para que el mundo conozca que tú me enviaste y los amaste como me amaste a mí. Padre, quiero que los que me confiaste estén conmigo, donde yo estoy; para que contemplen mi gloria; la que me diste, porque me amaste antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido; yo te he conocido y éstos han conocido que tú me enviaste. Les di a conocer tu nombre y se lo daré a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo en ellos.

Espacio de silencio.

Canto

DIOS ESTÁ AQUÍ,
TAN CIERTO COMO EL AIRE QUE RESPIRO,
 TAN CIERTO COMO LA MAÑANA SE LEVANTA,
TAN CIERTO COMO QUE ESTE CANTO LO PUEDES OÍR.

Lo puedes oír, moviéndose entre los que aman.
Lo puedes oír, cantando con nosotros aquí.
Lo puedes llevar, cuando por esta puerta salgas.
Lo puedes guardar, para siempre en tu corazón.
 

– Enciende en nuestros corazones el deseo de superar todo lo que nos divide para que podamos ver a un solo Cristo en nuestras particiones del Pan.

-Aumenta nuestro seguimiento y nuestra amistad contigo y con los demás para que podamos permanecer fieles a tu llamada y ser auténticos.

-Caminando como amigos de Jesús, acompañemos a las comunidades marginadas en todo el mundo, con las que Cristo ha elegido identificarse, para superar siglos de vergüenza y encontrar la libertad y la dignidad.

-Que tengamos amistad con esos amigos de Cristo, como los cristianos, que son frecuentemente perseguidos por elegir a Cristo y rechazar las castas.

-Caminando más allá de las barreras, construyamos comunidades de unidad e igualdad.

-Concédenos valentía para que podamos superar culturas y estructuras que nos impiden reconocer la presencia de Dios en cada uno de nosotros.

-Caminando en celebración, llegamos a ver que la unidad que compartimos en nuestras comunidades es un testimonio profundo del evangelio de la fe y la esperanza. Mientras celebramos esta unidad, alegrémonos también por nuestras ricas diversidades que reflejan la vida de la Trinidad

 

Peticiones y acciones de gracias. Voluntarias.

Acción de gracias comunitaria

Señor Jesucristo te pedimos tu protección e intercesión ante el Padre por toda la comunidad LGTB, por todos aquellos hermanos que sufren en la soledad, que se sienten solos, que son perseguidos, que no son aceptados en su entorno más cercano y te damos gracias y pedimos por Crismhom, para que construyamos Reino y, seamos luz y faro en nuestra comunidad LGTB de Madrid.
 
Padre Nuestro.
 
Bendición.

Canto  Alma misionera
Señor, toma mi vida nueva
antes de que la espera,
desgaste años en mí.
estoy dispuesto a lo que quieras,
no importa lo que sea,
tu llámame a servir.
 
LLÉVAME DONDE LOS HOMBRES
NECESITEN TUS PALABRAS,
NECESITEN MIS GANAS DE VIVIR
DONDE FALTE LA ESPERANZA
DONDE FALTE LA ALEGRÍA
SIMPLEMENTE, POR NO SABER DE TI.
 
Te doy mi corazón sincero,
Para gritar sin miedo,
tu grandeza, Señor.
Tendré tus manos sin cansancio
Tu historia entre mis labios
y fuerza en la oración.
 
Y así en marcha iré cantando
Por calles predicando
lo bello que es tu amor.
Señor, tengo alma misionera,
condúceme a la tierra
que tenga sed de Dios.
 

 


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