Magnificat: libertad, alabanza y grandes signos.

La libertad humana se verifica entrando en una relación de confianza con los demás y entregándose a ellos, y se deteriora cuando se encierra en sí misma. La libertad no es calculadora, sino que se realiza en el amor, que exige siempre gratuidad. Y sólo Dios es merecedor de un abandono y una confianza sin condiciones ni límites, porque en Él la libertad humana puede realmente expresar por completo su voluntad de entrega. El hombre se salva, no simplemente obedeciendo a una ley exterior, sino amando, entregándose y creyendo en Dios. María, dichosa por haber creído, es figura antropológica de la vocación humana a la felicidad.
 
Nos congregamos en oración ante el Señor como miembros y simpatizantes de CRISMHOM, comunidad cristiana de diversidad sexual y de carácter ecuménico, desde la que queremos vivir nuestra fe en unión con nuestra orientación afectiva; ambas son parte esencial de nuestra vida porque con ellas materializamos el amor, cualidad humana recibida de Dios.
 
Amamos a Dios sobre todas las cosas y queremos seguir el modelo de vida que Jesucristo nos dejó en el Evangelio con el convencimiento de que Dios nos ama y que jamás negaría una cualidad humana creada por Él, sino que nos ha regalado las diferentes orientaciones afectivas, porque son muchos y muy diversos los caminos de la salvación.
 
Desde CRISMHOM nos unimos y apoyamos en nuestros objetivos de integrar fe, orientación afectiva e identidad de género en todas las facetas de la vida, de aceptarnos y ser aceptados y de superar la incomprensión de las Iglesias y de tantos cristianos que nos rechazan por nuestra condición sexual y de colectivos LGTB que nos rechazan por ser cristianos. 
 
Hagamos un hueco al Espíritu Santo, Señor y dador de vida, para que more en nosotros y con Él nuestra vida se llene de la alegría de ser cristianos, y proclamar con María: ¡Magníficat ánima mea Dóminum!
 
Canto: BENDIGAMOS AL SEÑOR
Bendigamos al Señor, 
Dios de toda creación, 
por habernos regalado su amor. 
Su bondad y su perdón
y su gran fidelidad
por los siglos de los siglos durarán.
 
EL ESPÍRITU DE DIOS HOY ESTÁ SOBRE MI
Y ES QUIEN ME HA UNGIDO A PROCLAMAR
LA BUENA NUEVA A LOS MÁS POBRES
LA GRACIA DE SU SALVACIÓN.
 
Enviados con poder
y en el nombre de Jesús, 
a sanar a los enfermos del dolor, 
a los ciegos dar visión, 
a los pobres la verdad
y a los presos y oprimidos libertad.
Con la fuerza de su amor
y de la resurrección
anunciamos llega ya la salvación, 
que ni el miedo ni el temor, 
ni la duda o la opresión
borrarán la paz de nuestro corazón. 
 
Cántico de Ana (1 Sam 2, 1-10)
Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
No hay santo como el Señor,
no hay roca como nuestro Dios.
No multipliquéis discursos altivos,
no echéis por la boca arrogancias,
porque el Señor es un Dios que sabe;
él es quien pesa las acciones.
Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía.
El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;*
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece.
Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria;
pues del Señor son los pilares de la tierra,
y sobre ellos afianzó el orbe.
Él guarda los pasos de sus amigos,
mientras los malvados perecen en las tinieblas,
porque el hombre no triunfa por su fuerza.
El Señor desbarata a sus contrarios,
el Altísimo truena desde el cielo,
el Señor juzga hasta el confín de la tierra.
Él da fuerza a su Rey,
exalta el poder de su Ungido. 
 
Ecos de la lectura
 
Lectura del Evangelio: Cántico de María o Magníficat (Lc 1, 46-55)
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, 
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
 
Tiempo de meditación. Textos para acompañar…
 
1. El culmen de la libertad humana
La libertad humana se verifica entrando en una relación de confianza con los demás y entregándose a ellos, y se deteriora cuando se encierra en sí misma. La libertad no es calculadora, sino que se realiza en el amor, que exige siempre gratuidad. Y sólo Dios es merecedor de un abandono y una confianza sin condiciones ni límites, porque en Él la libertad humana puede realmente expresar por completo su voluntad de entrega.
El hombre se salva, no simplemente obedeciendo a una ley exterior, sino amando, entregándose y creyendo en Dios. María, dichosa por haber creído, es figura antropológica de la vocación humana a la felicidad.
 
2. Oración de alabanza “Proclama mi alma la grandeza del Señor”
El agradecimiento es la primera expresión de la fe. No lo son, en cambio, la lamentación, la crítica, la amargura, la autocompasión ni el derrotismo, que son actitudes de falta de fe, porque la verdadera fe prorrumpe espontáneamente en la alabanza y el agradecimiento. Alabanza por todo cuanto Dios realiza en nosotros y en el mundo; agradecimiento al reconocernos agraciados y al tomar conciencia de que la misericordia divina «se extiende de generación en generación». Es una invitación a confesar que también muchos discursos eclesiásticos, por así decirlo, muchas recriminaciones y muchas amarguras son fruto de una fe empobrecida.
 
3. Los ojos de la fe “Ha hecho obras grandes en mi favor”
Nos preguntamos: ¿cuáles son esas obras grandes? Seguramente María puede intuirlas, por la fe, en el pequeño germen de vida apenas perceptible que lleva en su seno; sin embargo, desde el punto de vista humano no es un hecho extraordinario. Es la fe la que le hace descubrir realidades grandes en cosas pequeñas, realidades definitivas en hechos incipientes, realidades perennes en las realidades efímeras. Mientras que la poca fe nunca está contenta ni satisfecha y querría siempre ver más, la fe verdadera está contenta y reconoce en los más insignificantes signos el poder de Dios.
 
[Extraído de Carlo M. Martini, Una libertad que se entrega 
En meditación con María. Santander, Sal Terrae, 1996, pp. 60-67]
 
Peticiones y acciones de gracias (breves y personales)
Oración común: Señor Jesucristo, imploramos tu protección e intercesión ante el Padre por toda la comunidad LGTB; por todos aquellos hermanos nuestros que no se aceptan a sí mismos, que se sienten solos y sufren en soledad, que son perseguidos por su orientación afectiva y sexual y que no son comprendidos ni aceptados en su entorno más cercano.
Te damos gracias y te pedimos también por Crismhom, para que juntos construyamos tu Reino y seamos luz y faro en nuestra comunidad LGTB de Madrid.
 
Padre Nuestro
 
Dios te salve María, 
del Rocío señora, 
luna, sol, norte y guía, 
y pastora celestial. 
 
Dios te salve María, 
todo el pueblo te adora, 
y repite a porfía, 
como tu no hay otra igual. 
 
ESTRIBILLO 
Olé, olé, olé, olé, olé, 
olé, olé, olé, olé, olé, 
olé, olé, olé, olé,olé, 
olé, olé, olé, olé, 
al Rocío yo quiero volver, 
a rezarle a la Virgen con fe 
con un… 
(BIS) 
 
Dios te salve María, 
manantial de dulzura, 
a tus pies noche y día, 
te venimos a rezar. 
 
Dios te salve María, 
un rosal de hermosura, 
eres tú, madre mía, 
de pureza virginal. 
 
 
 
 
 

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