Lecturas de los cuatro domingos de Adviento

Cuando un niño nace, acapara toda la atención. Este tiempo es la etapa final del embarazo. Un niño nace y acampa entre nosotros. Viene a compartir, a hacerse nuevamente uno de nosotros hasta la venida final del Señor. El inicio de nuestro Señor omnipotente es el de un niño indefenso que sólo puede subsistir con nuestros cuidados.

Preparad el camino al Señor, haced rectas todas sus sendas. Que el lobo habite con el cordero. No harán daño y estrago por todo mi Monte Santo. Consolad, consolad a mi pueblo, que se ha cumplido su servicio y está pagado su pecado. Bajaste, y los montes se derritieron con tu presencia. Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra.

Este es el clima previo a la Navidad. Dispongámonos y preparémonos porque un niño se nos ha dado, al que llamarán Dios Todopoderoso, el Padre perpetuo, el Príncipe de la paz. Hagámosle un hueco en nuestra vida aunque nos ponga todo patas arriba. Él a cambio, nos dará la felicidad.

Quise hacer el ejercicio de coger un misal y leer todas las lecturas de los cuatro domingos de Adviento de los tres ciclos litúrgicos. Me paré en aquellos lugares donde mi corazón se conmovía y tomé nota de las citas. Hoy comparto estos “lugares” con vosotros por si alguien quiere recorrer el mismo camino que el Señor me concedió recorrer junto a Él.

Is 2, 1-5:
Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra.

Sal 121:
¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor!

Mt 24, 37-44:
Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

1 Co 1,3-9:
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.

Is 11, 1-10
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas el león comerá paja con el buey. El niño jugará con la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi Monte Santo.

Mt 3,1-12
Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.

Is 40, 1-5, 9-11
Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle: que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.

Is 35, 1-6a, 10
Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará, y volverán los rescatados del Señor.

Carta a Santiago 5, 7-10
Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra mientras recibe la lluvia temprana y tardía.

Sal 145:
El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos, el señor guarda a los peregrinos.

Is 61,1:
El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres.

Mt 11, 2-11
¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? Jesús les respondió: id y anunciad lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia. Y ¡Dichoso el que no se sienta defraudado por mí!

 


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