LECTURA PREVIA 2: 1º SAMUEL 21-22

David huye de Saúl
21
a David se dirigió a Nob, a ver al sacerdote Ahimélec, que salió sorprendido a su encuentro y le preguntó:
–¿Cómo es que vienes solo, sin que nadie te acompañe?
David le contestó:
–El rey me ha ordenado atender un asunto, y me ha dicho que nadie debía saber para qué me ha enviado ni cuáles son las órdenes que traigo. En cuanto a los hombres bajo mis órdenes, los he citado en cierto lugar.
A propósito, ¿qué provisiones tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que encuentres.
El sacerdote le contestó:
–El pan que tengo a mano no es pan común y corriente, sino que está consagrado.d Pero te lo daré, si tus hombres se han mantenido alejados de mujeres.
David le respondió con firmeza:
–Como siempre que salimos a campaña, hemos estado alejados de mujeres. Y aunque este es un viaje ordinario, ya mis hombres estaban limpiose cuando salimos, así que con más razón lo han de estar ahora.
Entonces el sacerdote le entregó el pan consagrado, pues allí no había más que los panes que se consagran al Señor y que aquel mismo día se habían quitado del altar para sustituirlos por pan caliente.
En aquella ocasión estaba allí uno de los oficiales de Saúl, que había tenido que quedarse en el santuario. Era un edomita llamado Doeg, jefe de los pastores de Saúl.
David dijo a Ahimélec:
–¿Tienes a mano una lanza o una espada? Pues era tan urgente la orden del rey que no tuve tiempo de tomar mi espada ni mis otras armas.
El sacerdote le respondió:
–Sí. Tengo la espada de Goliat, el filisteo que tú venciste en el valle de Elá. Está ahí, detrás del efod,i envuelta en una capa. Puedes llevártela, si quieres; más armas no tengo.
David contestó:
–Ninguna otra sería mejor. Dámela.
10 Aquel mismo día, David siguió huyendo de Saúl, y fue a presentarse a Aquís, el rey de Gat. 
11 Los oficiales de Aquís le dijeron:
–¡Pero si este es David, servidor de Saúl, el rey de esta tierra!k ¡Él es de quien cantaban en las danzas: ‘Mil hombres mató Saúl, y diez mil mató David’!l
12 David tomó muy en cuenta estos comentarios, y tuvo miedo de Aquís, rey de Gat. 
13 Por eso, delante de ellos cambió su conducta normal, y fingiéndose locon escribía garabatos en las puertas y dejaba que la saliva le corriera por la barba.
14 Entonces Aquís dijo a sus oficiales:
–Si veis que este hombre está loco, ¿para qué me lo habéis traído?
15 ¿Acaso me hacen falta locos, que me habéis traído a este para que haga sus locuras en mi propia casa?

22

David se fue de allí y huyó a la cueva de Adulam. Cuando sus hermanos y todos sus parientes lo supieron, fueron a reunirse con él.
También se le unieron todos los oprimidos, todos los que tenían deudas y todos los descontentos, y David fue hecho su capitán. Los que andaban con él eran como cuatrocientos hombres.
Desde allí, David se dirigió a Mispá, en Moab, y dijo al rey de Moab:
–Te ruego que mi padre y mi madre se queden con vosotros hasta que yo sepa lo que Dios va a hacer conmigo.
Y así David llevó a sus padres ante el rey de Moab, y vivieron con él todo el tiempo que David estuvo en la fortaleza. 
Entonces Gad, el profeta,d aconsejó a David:
–No te quedes en la fortaleza. Ponte en camino y vete a la región de Judá.
Así pues, David se fue y llegó al bosque de Héret.
Matanza de los sacerdotes de Nob
Mientras tanto, Saúl estaba en Guibeá, sentado bajo el tamarisco del santuario,e con su lanza en la mano y rodeado de todos sus oficiales. Y cuando se enteró de que David y sus hombres habían sido localizados,
dijo a los oficiales que le rodeaban:
–Hombres de Benjamín, escuchadme: ¿Acaso creéis que el hijo de Jesé os va a dar también a todos tierras y viñedos, y que a todos os va a nombrar comandantes y capitanes?
Todos vosotros habéis conspirado contra mí, pues nadie me ha dicho que mi hijo había hecho un pacto con el hijo de Jesé. Ninguno de vosotros se ha preocupado por mí: ninguno me ha dicho que mi hijo ha puesto en contra mía a mi ayudante, para que me tienda emboscadas, como hace ahora.
Doeg, el edomita, que se encontraba entre los oficiales de Saúl, respondió con estas palabras:
–Yo vi al hijo de Jesé cuando fue a Nob para entrevistarse con Ahimélec, el hijo de Ahitub.
10 Ahimélec consultó al Señor acerca de David, y le entregó provisiones y la espada de Goliat el filisteo.
11 Entonces el rey mandó llamar al sacerdote Ahimélec y a todos los sacerdotes de Nob, que eran parientes suyos. Y cuando todos llegaron ante el rey,
12 Saúl dijo a Ahimélec:
–Escúchame bien, hijo de Ahitub.
–Estoy a disposición de Su Majestad –contestó Ahimélec.
13 Saúl le preguntó:
–¿Por qué tú y el hijo de Jesé habéis conspirado contra mí? Tú le has dado pan y una espada, y has consultado a Dios acerca de David, para que se ponga en contra mía y me tienda emboscadas, como hace ahora.
14 Ahimélec contestó al rey:
–¿Quién entre todos los oficiales de Su Majestad es tan fiel como David, que además es yerno de Su Majestad y jefe de la guardia real, y tan digno de honra en palacio? 15 ¿Acaso es la primera vez que consulto a Dios acerca de él? ¡Nada de eso! Por lo tanto, no haga Su Majestad ninguna acusación contra este servidor suyo ni contra su familia, porque su servidor no sabe ni poco ni mucho de este asunto.
16 Pero el rey insistió:
–¡Ten por seguro, Ahimélec, que tú y toda tu parentela moriréis!
17 En seguida el rey ordenó a su guardia personal:
–¡Matad a los sacerdotes del Señor! También ellos están de parte de David, pues enterados de que él estaba huyendo, no me lo hicieron saber.
Pero la guardia real no se atrevió a levantar la mano contra los sacerdotes del Señor. 18 Por lo tanto, el rey ordenó a Doeg, el edomita:
–¡Mátalos tú!
Entonces Doeg se lanzó contra los sacerdotes, y en aquella ocasión mató a ochenta y cinco hombres que vestían efod de lino. 
19 Luego entró en Nob, la ciudad de los sacerdotes, y a filo de espada mató a hombres, mujeres, niños y hasta recién nacidos. También mató bueyes, asnos y ovejas.
20 Pero uno de los hijos de Ahimélec, llamado Abiatar, logró escapar de la matanza y huyó hasta donde estaba David;
21 y le comunicó que Saúl había asesinado a los sacerdotes del Señor.
22 David le respondió:
–Ya sabía yo que, estando allí aquel día Doeg, sin duda se lo contaría a Saúl. Yo tengo la culpa de que hayan muerto todos los miembros de tu familia.
23 Pero quédate conmigo y no tengas miedo, pues quien quiere matarte a ti, también quiere matarme a mí. Pero conmigo estarás seguro.
QUE EL SEÑOR OS GUIE

 


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