La muerte de Zerolo suscita reconocimiento en ambientes católicos.

Entre las diversas reacciones generadas por el fallecimiento de Pedro Zerolo creemos de interés destacar algunas de las que han tenido lugar en el entorno católico. El nuevo arzobispo de Madrid ha dado personalmente el pésame a su viudo, Jesús Santos. Por otro lado, un conocido jesuita ha expresado públicamente una valoración positiva y un reconocimiento a la lucha del activista LGTB y político socialista. Reacciones que coinciden en el tiempo con la noticia de que el papa Francisco se encontrará con otro importante activista LGTB en una próxima visita a Paraguay.

La postura oficial de la Iglesia católica se opone diametralmente a las grandes reivindicaciones en materia de igualdad que encarnó Pedro Zerolo. Sin embargo, en esta ocasión los cambios de forma que están suponiendo el pontificado de Francisco se han hecho notar. Así ha sido, muy en especial, con el nuevo arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. Según cuenta Religión Digital, Osoro dio el pésame personalmente al viudo de Pedro Zerolo. Fue a través del padre Ángel, fundador de la ONG Mensajeros de la Paz, que acudió a la capilla ardiente. Poco después de rezar ante el féretro, el padre Ángel recibió una llamada del arzobispo. En ese momento le pasó el móvil a Jesús Santos, que recibió personalmente el pésame de Osoro.

Además de esta reacción, nos permitimos señalar otra que representa bien los movimientos que se están produciendo “hacia dentro” en el mundo católico. Se trata de un llamativo mensaje en Facebook del conocido jesuita José María Rodríguez Olaizola, autor de varios libros de temática religiosa y espiritual. En su perfil de Facebook, accesible públicamente, Olaizola se hacía eco de la muerte de Zerolo recordando “su implicación en la lucha a favor de la igualdad de derechos para las personas homosexuales, y por su activismo para ayudar a las mujeres en situación de maltrato”. Olaizola señalaba, anticipando algunas reacciones, que “muchos no compartirán su lucha, o no estarán de acuerdo con sus reivindicaciones”, añadiendo acto seguido un sentido reconocimiento: “Pero de lo que no cabe duda es de que ha sido una persona comprometida con lo que creyó justo. Que consagró a ello vida, proyecto y opción por la transformación política. Y que fruto de ese compromiso ha habido más de un cambio en nuestra sociedad que para muchas personas ha supuesto liberación, reconocimiento y alivio de situaciones vividas en mucha soledad. Estoy seguro de que su camino no sería fácil. Tendría que escuchar las descalificaciones de quien no comprendía o no compartía su manera de ver las cosas. Sin embargo, qué falta nos hacen, en la sociedad, personas de verdad comprometidas con una causa. Y dispuestas a pelear por dicha causa en la arena de la política”.

Muy significativamente, teniendo en cuenta lo que pasó después, el jesuita apuntaba la conveniencia de que Jesús Santos, como viudo, recibiera el pésame de alguna autoridad eclesiástica: “No sé si alguna voz eclesial de relevancia pública ha hecho alguna declaración dando el pésame a su familia. Quizás la haya habido. De veras, no lo sé. Pero creo que tendría mucho sentido, dada la significancia social de Zerolo. Porque demostraría que, más allá de diferentes perspectivas, cabe una palabra de respeto y reconocimiento a las personas. Demostraría que una cosa es la diferencia, y hasta conflicto cuando se ve la realidad de maneras distintas, y otra que eso se convierta en campo para un rechazo, descalificación o silencio personal”. Acababa señalando que “el mundo solo lo cambia quien consigue ver posibilidades donde otros solo ven muros”. Un mensaje, por cierto, muy compartido.

Posiciones que contrastan, desde luego, con declaraciones del pasado sobre Zerolo que suscitaron una indignación generalizada, como las palabras del sacerdote Jesús Calvo, que hace un año se refirió al cáncer de Pedro Zerolo como un castigo fruto de “la divina providencia”. Palabras ante las que su obispo tuvo que reaccionar públicamente, aunque el sacerdote no recibió por ello ningún tipo de sanción disciplinaria.


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