En aquel tiempo llamó Jesús a los doce y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar todo achaque y enfermedad.
Jesús dijo a sus discípulos: La mies es abundante y los braceros pocos. Por eso, rogad al dueño que envíe más braceros a su mies. Envía, pues, a este pobre servidor tuyo y ayúdale a descubrir esa mies inaccesible a la que sólo pueden acceder personas con una trayectoria particular labrada palmo a palmo por ti.