Contemplando los tiempos de Dios. No son los míos. Sintiendo una clara llamada a poder trabajar en expresar mi humanidad en el entorno laboral evitando y luchando contra el aislamiento propio y el de los demás. Siendo consciente de que los momentos inspirados no aterrizan tan inspirados en la vida diaria. Valorando el gran privilegio de disfrutar de momentos de intimidad con Dios.