Fraternidad

 

NOTA: Encontrarás el canto al final de la oración para descargar en MP3

 

Introducción
Estimados hermanos y hermanas en el Señor, queremos hoy meditar y orientar nuestra oración para profundizar en la fraternidad, termino que a buen seguro nos es familiar, pero que no sabemos muy bien ni que quiere decir, ni que conceptos abarca ni que acciones y afectos implica por cada uno de nosotros.
Fraternidad, uhmm suena bien, sí, si son los otros los que están pendientes de mi, me cuidan, se preocupan por mi pero, ¿entro yo en el interior del Ser de mis hermanos y hermanas?, ¿los escucho?, ¿los acojo? ¿los acompaño?, soy capaz de dar afecto y atender su necesidad entrando en esas arenas movedizas del no esperar nada a cambio. Fraternidad es sinónimo de Amor, comunidad, crecimiento interior,…¿de qué lo es para nosotros ?, meditemos y compartámoslo.

Canto ‘Bonum est confidere’

Himno (rezar salmodiando en dos grupos)

Hoy que sé que mi vida es un desierto,
en el que nunca nacerá una flor,
vengo a pedirte, Cristo jardinero,
por el desierto de mi corazón.
Para que nunca la amargura sea
en mi vida más fuerte que el amor,
pon, Señor, una fuente de alegría
en el desierto de mi corazón.
Para que nunca ahoguen los fracasos
mis ansias de seguir siempre tu voz,
pon, Señor, una fuente de esperanza
en el desierto de mi corazón.
Para nunca busque recompensa
al dar mi mano o al pedir perdón,
pon, Señor, una fuente de amor puro
en el desierto de mi corazón.
Para que no me busque a mí cuando te busco
y no sea egoísta mi oración,
pon tu cuerpo, Señor, y tu palabra
en el desierto de mi corazón. Amén.

Canto ‘Bonum est confidere’

Salmo 83 (rezar salmodiando en dos grupos)
Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza
al preparar su peregrinación:
cuando atraviesan áridos valles,
los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana
los cubriera de bendiciones;
caminan de baluarte en baluarte
hasta ver a Dios en Sión.
Señor de los ejércitos, escucha mi súplica;
atiéndeme, Dios de Jacob.
Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido.
Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.
Porque el Señor es sol y escudo,
él da la gracia y la gloria;
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable.
¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre
que confía en ti!

Canto ‘Bonum est confidere’

Lectura del Evangelio (Mc 3) 31-35
Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar.
La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: «Tu madre y tus hermanos te
buscan ahí afuera».Él les respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»Y
dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: «Estos son mi
madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi
hermana y mi madre».

Meditación/Silencio
(15 minutos)
Peticiones
Padre Nuestro

SUSURRO
Y llegas de noche….
como esa estrella que lucha por su existencia
efímera y vespertina
Inundas mis pupilas de la luz de los recuerdos
de la brevedad de los instantes queridos
de la agonía del mundo de los sufrimientos
de las dudas de una existencia que busca…
claridad en su pensamiento
Y llegas de noche….
En plena lucha por encontrar de forma exacerbada
dar sentido a lo vivido…
En un mundo en el que las dudas florecen a cada instante
y dan aunque tarde, gran fruto…
Noche en la que no encuentra fuerza mi camino para construir su destino
en la que me siento ser muy débil al que siempre Tú sostienes…
Tú sabes de lágrimas derramadas…
por la pequeñez de mis acciones
La impotencia de mis actos que me queman…
y me mueren…
El aislamiento en la cuesta de la vida…
que me aleja de juventud alegre y compartida…
Ideales que se pierden en la niebla…
sentimientos que se desvanecen en el recuerdo
Amores y abrazos desnudos de interés y sufrimiento
manos que me cogen y me llenan de Tu halo
Paseas por mi alma, adormecida y tenue
mutilada en batallas sin remedio ni sutura
Llamas desde mis adentros para que Tu voz resuene…
en mis huesos…
aquí por un instante el barro se vuelve sangre…
y recuerdo lo que eres Tu, Vida
Y llegas de noche
Como esas estrellas que luchan por su existencia
efímera y vespertina…

X. Formoso


Adjunto 1
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