Tomando conciencia de que cuando se trata de temas candentes con tantas derivadas no cabe sino esperar contradicciones y barreras. Humanamente no hay que desanimarse, sino seguir profundizando y confirmando la voluntad de Dios. Dios llama y llama con fuerza donde los arquitectos menos se lo esperan. Quizás es un buen momento para construir misión. Para preparar con más ahínco el terreno para otros. Para ser consciente de ser semilla, frontera dentro de la frontera, caña cascada en un cañaveral deseoso de escuchar la Palabra de Dios, aunque él mismo lo ignore.