Escuchan tus palabras, pero no las cumplen

Yahvé le dirá a Ezequiel, quien tuvo éxito en el mundo con su forma visionaria de expresión: “Escuchan tus palabras, pero no las cumplen”. El verdadero fracaso, no es el rechazo del mundo, sino el alejamiento de Dios. Dios se hace presente en nuestros logros, pero también en nuestro dolor y fracaso, porque al acoger a Dios, nuestra rehabilitación sólo puede venir de Él: es más fácil ver a Dios en medio de nuestra debilidad porque al menos no podemos dudar que lo que tenemos no es nuestro, que no somos nosotros los que salimos adelante. Si confiamos de verdad en Dios, el dolor y el fracaso tiene un potencial evangelizador sin precedentes.

Dios nos da una Misión, un sentido a través de nuestros fracasos para entrar en contacto con la hoguera de nuestras vanidades y nos enseña a ser humildes. Dios se manifiesta en la debilidad para expresar su propia grandeza. Ser burro y apaleado al servicio del amor es un camino muy certero para descubrir el rostro de Dios mismo, porque SIEMPRE es posible seguir amando (anotaciones de una charla de Dolores López Guzmán sobre “Dolor y fracaso en la Biblia”).


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