el papa Francisco se encontrará con un representante de una organización LGTB. Será en su próxima visita a Paraguay, en pocos días. Así lo ha confirmado el militante de SomosGay, Simón Cazal, convocado junto con otros representantes de la sociedad civil paraguaya.
Para Cazal, la invitación supone un gesto histórico, que podría “marcar una ruptura con la retórica de los sectores ultraconservadores de la iglesia católica”. Tiene además especial importancia por el peso de la Iglesia católica en Paraguay, especialmente entre las personas LGTB. “Una gran mayoría de las personas LGTB en Paraguay son también profundamente católicas… Muchas personas gais, lesbianas, bisexuales o trans en Paraguay permanecen atormentadas por una ficticia contradicción que los sectores retrógrados de la Iglesia establecen entre la fe religiosa y la orientación sexual”, añadió. Igualmente, Cazal hizo notar que en Paraguay hay centros que pretenden “curar” la homosexualidad y que “se mantienen con apoyo de organizaciones religiosas“. Por todo ello, el activista espera que la visita del papa “deslegitime el discurso homófobo” y “alivie el dolor y sirva como reparación“.
Simón Cazal -activista paraguayo casado en Argentina, país de origen del actual papa- es confundador y director ejecutivo de SomosGay, que como organización considera positivo el encuentro. “En consulta con nuestra amplia base social, ella nos ha encomendado responder en los mismos términos de apertura al diálogo [que el papa Francisco] y promoción de una cultura democrática de inclusión. Creemos que en un país como Paraguay, ya bastante dañado por la desarticulación y el enfrentamiento, es necesario iniciar un proceso de diálogo más amplio, que reconozca la diversidad de posturas y las diferentes visiones que sostenemos. En ese sentido, esperamos que este gesto trascienda lo simbólico y traiga consigo avances más sustantivos en las actuales posturas de la jerarquía católica paraguaya”, puede leerse en la página web de este colectivo.
Los límites de los gestos y lo ¿inevitable? de dar un paso más
Está por ver qué se sacará en claro de este encuentro. De momento, y pese a ciertos traspiés recientes, parece mantenerse la apuesta de Francisco por la política de gestos hacia las personas LGTB. Es indiscutible que ello supone un salto cualitativo respecto a la situación anterior, que comenzó con el célebre “quién soy yo para juzgar”, siguió con la entrevista que el papa mantuvo con una persona transexual y ahora parece continuarse con el reconocimiento, más o menos tímido, a activistas LGTB. Aunque establecer causas y efectos requeriría de mucha más información y análisis, resulta difícil no ver la cercanía en el tiempo entre el resultado en Irlanda (con su profundo impacto en la Iglesia católica) por un lado, y las reacciones al fallecimiento de Zerolo y la entrevista con Cazal, por otro.
El autor de esta entrada se permite para acabar un comentario propio. Parafraseando a Olaizola, muchos no entenderán las dificultades a las que todavía se enfrentan, en el seno del mundo católico, las personas LGTB. Pero algunos apreciamos el cambio cualitativo en gestos como los reseñados, más incluso si se da rango de interlocutor a un activista LGTB. A otros les parecerá que simplemente llegan tarde, pero quien quiere abrir puertas debe aceptar el riesgo del rechazo por quien ya se ha cansado y comprensiblemente ha perdido la paciencia. Por supuesto, habrá que ver que si esta política de gestos representa el inicio de un proceso largamente esperado o se limita a una táctica mediática para quedar bien. Ver posibilidades donde otros ven muros tiene sentido si luego uno se atreve a pasar la raya del antiguo muro y no limitarse a saludar desde el otro lado.