Hermanos: sigo dedicándome tan sólo a la adoración y la escultura, pero añoro cuando aquí bailaba con los deditos en el teclado. He querido volver un rato con mis manos entumecidas por los hierros.
También he estado leyendo los otros blogs de Crismhom. ¡Tan buenos! ¡Gracias!
Si alguno quiere ser el primero, que sea el último y el servidor de todos, Marcos nueve treinta y cinco, y otras seis citas evangélicas. Este mensaje lo insistía Él mucho.
Dos minutos y medio. Boceto explicativo de qué cosa sea demagogia:
Genial lo del ascensor de clase. Añadido: muchos LGBT creen, o creemos, que ser gay ya es de por sí una clase social aparte. O perciben que cuando están en sus trabajos o desempleos, o en una tienda o en el médico, pertenecen a una clase; pero que mientras actúan como LGBT están en otra diferente.
[ ¿Inferior? ¿Superior? ]
Y aún otros piensan que el gaísmo, como la muerte, a todos nos iguala, y que evapora las diferencias de nivel social. Esto se nota más, dicen, en las discotecas, donde el chavalito reponedor mileurista baila y bebe junto a un titular de varios descapotables y yates.
«El hombre que se cree superior, inferior o incluso igual a otro no conoce la realidad». Emmanuel Carrère citando budistas.
La definición Demagogia de la RAE es esta otra de abajo, pero para nuestros tiempos me parece insuficiente. Hoy aquí nuestras demagogias, sometidas a fuertes presiones, tienen otros ribetes, viscosidades, complejidades y epifenómenos. No es sólo asunto de la cosa pública porque nos pasa en todas la relaciones sociales en cualquier edad.
Me falta compartir con vosotros otro apunte de blog, «El motorcito de la alegría». Me aplicaré en cuanto suelte los hierros de la escultura.
¡Ya me callo! Gracias por leerme. Hagamos un corro de hermanos con paz y bien.
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