Los Fueguitos

“Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.

La Virgen nos ayuda a entender nuestra vida

Mirando a la Virgen elevada al cielo comprendemos mejor que nuestra vida de cada día, aunque marcadas por pruebas y dificultades, corre como un río hacia el océano divino, hacia la plenitud de la alegría y de la paz. 

(Papa Benedicto XVI, Homilía, 15 de agosto 2008). 

Estrella de Esperanza

Si la vida es un camino, y este camino a menudo resulta oscuro, duro y fatigoso, ¿qué estrella podrá iluminarlo?…La Iglesia mira a María como “Estrella de Esperanza”

(Papa Benedicto XVI, Discurso-homenaje, 8 de diciembre 2007). 

Maria es nuestra madre.

Jesús, antes de consumar su sacrificio, nos  dio a María como madre y a ella nos encomendó como hijos suyos. Misterio de misericordia y de amor, don que enriquece a la Iglesia con una fecunda maternidad espiritual.  

 

El candor de Maria nos atrae

El candor celestial de María nos atrae hacia Dios, ayudándonos a superar la tentación de una vida mediocre, hecha de componendas con el mal, para orientarnos con determinación hacia el auténtico bien, que es fuente de alegría

(Papa Benedicto XVI, Ángelus, 8 de diciembre). 

Una vez más

Una vez más. 
Anoche soñé con esta canción (la versión original de Leonard Cohen) y me desperté cantándola. 
La imagen del rey David, su amor humano y divino, la lucha del deseo, su entrega, la hondura de nuestra vulnerabilidad y tantas cosas que esta historia del rey judío nos enseña.

 

 

Acoger a Maria en la propia existencia

 

Acoger a María significa introducirla en el dinamismo  de toda la propia existencia –no es algo exterior- y en todo lo que constituye el horizonte del propio apostolado

Maria prototipo de la iglesia

En la unión con Cristo nos precede y nos guía la Virgen María…En ella encontramos, pura e inalterada, la verdadera esencia de la Iglesia y así, a través de ella, aprendemos a conocer y a amar el misterio de la Iglesia que vive en la historia

(Papa Benedicto XVI, Discurso, 19 de octubre).