Hermano Cristiano
El SER mujer
«Eucaristiemonos»
Sé que la palabra no existe pero creo que habría que incorporarla en nuestro discurso y lenguaje interno.
El finde pasado he viajado a una ciudad que no conocía y, apenas salido del tren, me propuse conocer una iglesia románica que había visto en google y dedicada a san Francisco de Asís. Antes de poder maravillarme del lugar, pues me maravillé de esas sincronicidades de Dios ya que cuando entre. estaba comenzando la misa. Inmediatamente le di a mi Jesusito las gracias por la invitación pero no podía quedarme porque tenía programado un encuentro (igualmente tomé nota y al día siguiente disfrute de la misa completa). La cuestión es que sí accedí a escuchar las lecturas. Así que me quedé.
A Jesús crucificado
No me mueve mi Dios para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido; muéveme ver tu cuerpo tan herido muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo yo te amara y aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera.
Cristo no tiene otro cuerpo que el tuyo
Cristo no tiene otro cuerpo que el tuyo. Ni manos, ni pies en la tierra sino los tuyos.
Tuyos son los ojos con los que Él mira compasivo a este mundo.
Tuyos son los pies con los que camina a hacer el bien.
Tuyas son las manos con las que bendice a todo el mundo.
Tuyas son las manos. Tuyos los pies. Tuyos los ojos.
Tú eres su cuerpo. Cristo no tiene ahora en la tierra otro cuerpo que el tuyo.
(Atribuido a Santa Teresa de Ávila)
Ante lo inevitable
Sobre la ternura de los gestos diarios
Contemplando a una pareja con un niño pequeño cogido por su madre en brazos según tomaba hoy el metro en la mañana para ir a trabajar. Veo al chico que según se sientan mira al pequeño, estira su mano y le acaricia el pié. Veo cómo se miran y sonríen. Él se reclina sobre el hombro de su chica, estira su brazo por detrás de ella cogiéndola y con la otra mano le hace carantoñas al pequeño, vuelve a reclinar su cabeza sobre el hombro de la chica. Veo cómo se miran y sonríen. Una imagen sencilla, diaria. Sin embargo, despierta en mí una gran ternura.
Las cenizas y el gozo
Hoy con ilusión me he despertado para ir a misa temprano. Hoy miércoles de ceniza, hoy día del Amor.
Confiando en los planes de Dios
Confiando en el plan de felicidad que el de Arriba tiene pensado para cada uno con un cariño inmenso. Habitualmente ese plan va mucho más allá que mis torpes intuiciones humanas. Mis planes no son tus planes. Hoy, mi queridísimo Señor, quiero abrirme con confianza a tus planes, a lo que detecto en mi vida cotidiana que proviene de ti para que vayas haciendo mi vida feliz a tu gusto. Contemplando y acogiendo con agradecimiento los sucesos de mi vida y los cruces con otras vidas, personas que pones a mi lado. GRACIAS, mi queridísimo Señor, por estar ahí junto a mí.
Lourdes
Hoy es el día de Ntra. Sra.